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Desde siempre he escuchado que el regalo más grande que Dios nos dio o bien, el regalo más grande que tenemos como seres humanos, es la vida, pero creo que no es así, tenemos un regalo mucho más grande que todos podemos disfrutar: la libertad.

La vida es un derecho fundamental, sin la vida no se puede hacer nada pero ¿para qué tenemos la vida si no somos libres? Justo eso nos diferencia de cualquier otra especie, necesitamos de nuestra libertad para subsistir.

Esa libertad es el llamado libre albedrío, la capacidad de poder tomar nuestras decisiones, de tener nuestro pensamiento, de ser nosotros mismos por medio de nuestra forma de ser, de hablar, de vestir, de caminar.

Nuestra libertad no tienen fin hasta que, esta afecte la libertad de otras personas o me dañe y dañe a otros, pero eso ya no es libertad es libertinaje y no es parte del regalo más grande que tenemos. Nunca se encuentra algo bueno cuando abusamos de un regalo.

Somos tan libres que Dios nos da la oportunidad de creer o no en él. Nos da la libertad de escucharlo o no, de seguirlo o dejarlo.

Ser libre nos permite tomar decisiones y guiar nuestro futuro, tanto así que tenemos la capacidad de ponerle sabor a nuestra vida, ponerle un sentido pues, el destino no es lo que te va a pasar, es lo que harás que suceda gracias a tú libertad. Incluso, es posible que Dios no nos haya puesto fecha para nuestro final, sino que nos permite que, con nuestras acciones escribamos nuestro camino, con o sin él.

Me preguntan a veces: cómo puede permitir Dios que muera la gente buena. La respuesta es sencilla, Dios no genera que la gente se vaya, somos nosotros mediante las acciones del día a día quienes generamos nuestro fin. Las enfermedades son circunstanciales, dependen del lugar donde nos contagiamos o de lo que hicimos para obtenerlas, o bueno, la diabetes la obtuvimos por el consumo de alimentos detonando genes heredados.

En otras ocasiones son aleatorias como los síndromes al nacer producto de una herencia familiar, no son un castigo. Los accidentes provienen de la decisión del lugar en donde estaremos y como coincidimos con las acciones de otros. Todo depende de nuestra libertad, no estamos sujetos a un destino.

Al tener libertad entonces depende de ti lo que te pase mañana, la lucha por tus sueños, por tus proyectos. Depende de ti como vencerás tus miedos, como te enfrentarás a la vida, que tanto serás feliz. No existe un poder sobre de ti que determine tu futuro, todo está en tus manos, incluso el famoso “karma” no es más que nuestro inconsciente haciéndonos una jugada chueca por culpabilidad.

Todo depende de ti.

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