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Rodeada de escándalos y chismes, la semana pasada por fin se estrenó Don’t Worry Darling (No te preocupes, cariño). Este largometraje fue dirigido por Olivia Wilde, con el guión a cargo de Katie Silberman. Una de las cosas que más llamó la atención de esta propuesta cinematográfica fue el reparto, el cual se encuentra conformado por Harry Styles, Florence Pugh, Chris Pine, Gemma Chan, Sydney Chandler y la ya mencionada Olivia Wilde.

En la sinopsis de este largometraje nos dicen que: “Alice (Pugh) y Jack (Styles) tienen la suerte de vivir en la comunidad idealizada de Victoria, una ciudad experimental de la compañía en donde los hombres que trabajan para el Proyecto Victoria de alto secreto viven con sus familias. El optimismo por el estilo de vida de la sociedad en los años 50 que tiene el Director General, Frank (Pine). Mientras los maridos pasan todos los días dentro de la sede del Proyecto Victoria, trabajando en el “desarrollo de materiales progresivos”, sus esposas -incluida la elegante compañera de Frank, Shelley (Chan)- se dedican a disfrutar de la belleza, el lujo y el desenfreno de su comunidad. La vida es perfecta, con todas las necesidades de los residentes cubiertas por la empresa. Pero cuando empiezan a aparecer grietas en su idílica vida, exponiendo destellos de algo mucho más siniestro que se esconde bajo la atractiva fachada, Alice no puede evitar cuestionarse exactamente qué están haciendo en Victoria, y por qué”.

Este título se anunció como un desastre, pero la verdad es que no lo es. La premisa que nos presentan es bastante buena, pues es interesante desde un principio. Vemos dos tramas que se desarrollan y aunque no lo hacen del todo, funciona y no nos dejan a medias. Algo que debemos tener en cuenta es que hay mensajes políticos y sociales que abundan en esta película, aunque no todos son planteados y desarrollados con claridad.

Las actuaciones que vemos en pantalla son buenas. Florence, como siempre, lo hace maravilloso, logra cautivarnos con la interpretación de su personaje y hace que nos sintamos enganchados a ella. Styles, quien fue una de las estrellas del cartel que más atención no lo ha hecho también, puede bailar de forma espectacular, pero la actuación lo hace robóticamente. Pine también se lleva el aplauso, pues nos ofrece un trabajo conciso y bien realizado.

En definitiva Don’t Worry Darling no es el desastre que nos anunciaron previamente, aunque estoy segura que Wilde pudo hacer un mejor trabajo.

Calificación: tres estrellas.

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