Titeradas
Dzereco: Titeradas.
Hoy los tiempos y aires empiezan a tener matiz de finados, la gente ya espera ansiosa para recordar a sus seres difuntos y disfrutar de la tradición gastronómica que se vive en estos días, porque, sin duda, si algo esperan los yucatecos es la época para comer “pib”, y la esperan en tiempo y forma, caso contrario a esta crónica que es a destiempo, tiene un desfase de 11 años.
Vayamos a la Mérida de hace más de una década, en lo personal vivía artísticamente un momento lleno de alegrías, al haber sido el Rey del Carnaval de nuestra ciudad, al cumplir 11 años el programa de televisión, el seguir en el programa “Fábrica de Risas” de Televisa, llevando la comedia yucateca a nivel nacional y se acercaban los meses que marcaban el fin del año, cuando un 27 de octubre, nos daban una noticia que nos llenaría el alma de tristeza, Don Wilberth Herrera había dado su último suspiro para trascender a la eternidad.
Hoy, al tiempo y la distancia, comparando las épocas, me doy cuenta que a aquellos que luchamos por mantener espectáculos para la familia, cada día se nos complica más la lucha, entre la avalancha de las redes sociales, en la cuales tal parece que mientras más grosero se es más exitoso, mi pregunta sería ¿qué está pasando?
Creo que urgen políticas públicas a favor de la cultura de los espectáculos que se pueden disfrutar en familia, el Gobierno Federal cada vez aprieta más y da menos espacios a las instancias para poder crear mecanismos para continuar esta bella tradición, pero, también, viene a mi mente la gran tenacidad de Don Wilberth, que trabajó muy duro por lograr su sueño, una historia que hoy sigue escribiendo hojas en el libro de trascendencia, solo que la pluma la sostiene Andrea Herrera, quien a pulso firme continúa dándole luz a este legado tan importante de nuestro Estado.
Es necesario seguir manteniendo la identidad y la obra de Don Wilberth estaba llena de estos elementos, al poner en cada diálogo un pedacito de corazón por Yucatán y su riqueza cultural, nuestra forma de hablar, los personajes típicos y nuestros usos y tradiciones, en cada capítulo de “Titeradas”, o de las obras escritas por Don Wilberth, no sólo hay amor por la entidad, hay pasión por el teatro, ese que defendió y lo llevó a darle a México el primer teatro para títeres.
Ahora las opciones escénicas son más, pero lamentablemente la mayoría se ha ido por el recurso fácil, o peor aún, la grosería y vulgaridad, hacen mucha falta más artistas como Don Wilberth, que luchan por sus sueños y generar eslabones en la cadena cultural, esa que deja un tejido social más fuerte, una sociedad de principios, de valores y con un alto sentido de pertenencia y amor por Yucatán.
El porcentaje de gente de fuera que llega a Mérida es más grande y sean todos bienvenidos, pero que esto no implique el perder nuestra identidad y, mucho menos, los valores de nuestra cultura, sigamos recordando y, sobre todo, honrando la memoria de Don Wilberth, al igual que Andrea Herrera, continuemos dando luz a este legado y que la comedia familiar gane terreno.
Hoy se le recuerda porque la admiración por su obra y su persona es eterna. De Herrera a Herrera, un abrazo hasta el cielo Don Wilberth.