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Yucatán está cubierto por un halo de misterio, nostalgia, añoranza y cultura ancestral, estos días tras su llegada las ánimas, según las creencias, se encuentran con nosotros durante la visita que hacen cada año a los que dejaron de manera terrenal, sin duda, el bagaje cultural de nuestro Estado es fuerte y hoy en día vemos muchas muestras de ella.

Es una realidad el hecho de que hay una gran avalancha de corrientes culturales a raíz de la llegada de gente de otras partes del país y mundo, por eso vemos un sin fin de catrinas por todos lados, cuando ese símbolo no pertenece propiamente a la cultura de nuestro Estado. Esta es una creación de José Guadalupe Posada, pues la calavera garbancera con sombrero es originalmente una burla de aquellas personas que querían pertenecer a otra clase social. La figura que hoy conocemos de la catrina es la vestimenta que le puso a la calavera garbancera el pintor Diego Rivera, al plasmarla elegante y altiva en su mural “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central”.

Sin duda llegó para convertirse en un símbolo de las festividades de difuntos. Hoy, la misma tradición ha cambiado mucho en relación a su origen, ya que recordemos que los mayas concebían el mundo como un ente rectangular que estaba cubierto por 13 dioses superiores y 9 inferiores, y todos vinculados por un árbol de Ceiba que sostenía ambos mundos, y a la espera del pixan, que era el estado que tenían los hombres para poder regresar, se ponían cuatro jícaras señalando los puntos cardinales, además de sal, maíz y balché, que es un aguardiente, así como 7 montones con 13 tortillas simbolizando los números del calendario maya, esto, junto a 22 ofrendas en alusión a los dioses del exterior e inferior del universo.

Es a raíz de la llegada de los españoles que se intenta acabar con esa tradición, pero los mayas no lo permitieron porque continuaron haciendo las ofrendas en la milpa y sus cuevas, por eso ponían velas en las albarradas y el Sac-Beh (camino blanco) para guiar a las ánimas a las ofrendas. Hoy en día incluso los alimentos han cambiado, ya que ahora se ponen diferentes guisos de puerco, cuando los mayas no tenían puerco, la comida era elaborada con pavo de monte. De igual forma, el colocar las fotografías de los difuntos no es parte de la tradición, pero hoy vemos con tristeza o un poco de preocupación que han estado intercambiando elementos de nuestra cultura con la de otros estados.

Este año fue común ver en altares de entidades culturales flor de cempasúchil, cuando no tiene relación con lo nuestro, y así podríamos enumerar muchos elementos equivocados. Se valora mucho que se hagan actividades para seguir fortaleciendo el tejido cultural del Estado, pero se debe de tener más cuidado con los elementos que dan origen, tan simple como la tradición dice en muchos poblados que el Pib se come hasta el ochovario y el último día de mes el bix, que es cuando se regresan las ánimas.

Es importante seguir haciendo estas muestras de nuestras tradiciones para que la gente mantenga firme nuestra identidad y la riqueza cultural de Yucatán sea inmarcesible ante el paso de Cronos. Es relevante recordar que la cultura se transforma, pero no se deforma, masinó que sí.

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