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Antes de iniciar con este hebdomadario de vaciladas, quiero felicitar a todos mis compañeros de El Poder de la pluma, porque el martes pasado fue el Día del Escritor, sin duda, el pensamiento hecho letra lleva plasmado un mundo de encuentros con la nostalgia, las tristezas o los ratos de felicidad a través de la dramaturgia hecha comedia.

Vi con tristeza más que con recelo, varios eventos realizados para conmemorar a aquellos que de su pluma dan viajes a mundos y emociones, pero mucha gente dice que ya no hay escritores de teatro y SÍ HAY. Somos varios los que día a día seguimos luchando por mantener a flote este barco y, en especial, el del Teatro Regional, pero al parecer no nos consideran parte de este selecto mundo, cuando las letras son las mismas, pero ahí se los dejo.

Ha sido una semana llena de movimiento, posadas, fiesta, algarabía y convivencia entre la gente que espera con ansias poder festejar la Navidad, así como los argentinos que esperaron 36 años para celebrar tener la Copa del Mundo en sus manos. Era lo único que le faltaba a Messi en su exitosa carrera y el pueblo argentino se unió en su plaza principal en un mar de gente de casi 4 millones para aplaudirles y agradecerle a su equipo el ser campeones del mundo. Un país tan futbolero vivió con gran pasión esta tercera estrella, felicidades a todo el pueblo argentino por este gran triunfo sobre Francia.

También es muy recurrente ver cómo están los festejos al por mayor y cómo muchos políticos aprovechan la ocasión para hacer reuniones con motivos decembrinos para juntar a los que quieren conquistar rumbo al 2024, buscando reforzar el territorio y su estructura, lo que desde mi punto de vista no está mal porque se consiente a su gente, se mantienen cerca, cosa que muchos olvidan, ¿verdad “Panchito”?, que esos pobres tricolores están más olvidados que los de Buñuel.

Mare, lo que no me gusta, es que en el tema de los regalos hay quienes se lucen y otros la riegan, en el oriente, Esteban Abraham Macari anda repartiendo juguetes en varias comisarías y poblados, cosa que se aplaude, pero en Mérida, Rommel reparte calendarios con su imagen; ¡no vaciles gallo!, que no sea tan descarada la campaña anticipada né. No hay necesidad cuando la estrategia se plantea bien y llegas con el corazón, el pueblo no olvida, pero entre modos y formas te veas. Hablando de vernos, nos vemos el 30 de diciembre en el Teatro Manzanero, para cerrar el año con la obra “Hasta que las redes nos separen”, se la van a pasar muy bien, adquiere tus boletos en taquilla y en www.tus boletos.mx y cierra el 2022 con risas. Por otro lado, son miles y miles de risas las que provocó durante más de 50 años de carrera, Salim Alcocer Lixa “El Tío Salim”, un personaje que como dice Fernando Salvador se convirtió en un tatuaje de nuestro Estado, siendo parte de la infancia de muchas generaciones que disfrutaron con sus trucos de magia, sus ocurrencias en la televisión o los diálogos salpicados de comedia blanca que hacía con sus muñecos y, sobre todo, con Rufino, ese muñeco que se ganó el cariño de muchos yucatecos.

El martes 20 amanecimos con la noticia de tu partida, hoy los muñecos callan y el corazón llora, pero el recuerdo en el alma es perenne con cada sonrisa que diste, partiste de manera física, pero tu legado y tu recuerdo será eterno. ¡Gracias, Tío Salim!

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