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Deseaba unos días de descanso, pero hay que tener cuidado con la forma de pedir. He pasado ya varios años lidiando con una enfermedad que requiere mucho descanso… no lo deseaba des esta forma. Tratando de utilizar el tiempo, me propuse hacer algo que al principio parecía poco útil y me he sorprendido. Ahora está abriéndome las puertas a un mundo enigmático e interesante. Estoy estudiando la BIBLIA. No es fácil tal como imaginé, pero es fascinante asomarse a este universo. Leerla es interesante, pero estudiarla es impresionante. Al estudiarla con otras personas toma dimensiones estratosféricas que no pueden compararse, en mi experiencia, con ningún otro libro. Con razón le llaman EL MANUAL DEL FABRICANTE.

Comentando con personas que tienen conocimiento de varias corrientes del pensamiento, sin denostar a ninguna, pude darme cuenta de la importancia de este maravilloso documento, lleno de inspiración y sabiduría incuestionable. La información velada que al leerla no entendía, y la revelación, cuando la escuchaba en boca de otras personas, con ese toque de sencillez que les permite expresar las cosas profundas, que muchas veces por sencillas y profundas me pasaban desapercibidas, era y sigue siendo sorprendente.

Circuló por redes una interesante exposición sobre la PACIENCIA que dentro de lo interesante y útil del tema, dio al expositor oportunidad de establecer relación de actualidad con un dato milenario que no deja duda de la vigencia de la BIBLIA.

Comentó que como está escrito, a Abraham se le prometió descendencia tan incontable como la arena de la playa, pero como era un hombre de 100 años y su esposa de 90, dudó;… no tuvo PACIENCIA y acordaron acercarse a la cierva de ésta y tuvo un hijo; ISMAEL padre raíz de la raza PALESTINA. Poco tiempo después, y en cumplimiento de la promesa que no tuvo PACIENCIA de esperar, tuvo un hijo con su esposa; ISAAC, padre raíz de la raza ISRAELITA. Concluyó diciendo: “SI ABRAHAM hubiera sido PACIENTE, quizá hoy no estaríamos amenazados por una guerra”

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