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Por cuestión de salud, llevo varios años asistiendo a la Unidades Médicas de Alta Especialidad (UMAE) del IMSS. En esos cientos de horas en la sala de espera, tanto para consulta médica como para atención radiológica, uno llega a ser parte del lugar y es tratado con familiaridad. Platicando con un técnico de radio oncología, pude darme cuenta de la importancia que tienen para ellos y la forma en que pasan a formar parte de su vida muchos pacientes. Por esta razón, le solicité que me permitiera hacerle una entrevista y, a pregunta concreta de su sentir respecto al lugar y la actividad que desarrolla, esto es lo que me dijo:

“Con el tiempo que llevo en radio terapia, me he dado cuenta que vivo en el mejor país del mundo, donde todos tenemos la oportunidad de prosperar con la ayuda de otros. Para mí es IMSS el lugar donde trabajamos, un equipo que sin saber del paciente, quién es o qué es en su vida social, trabajamos para que venza el cáncer y vivimos con ellos esta etapa en que si no hubiera un Instituto como éste, no podrían salvar sus vidas, ya que cada tratamiento es muy costoso y pienso en las personas patrones y, sobre todo, obreros que todas las mañanas se levantan para ir a su trabajo y con ese esfuerzo están apoyando la existencia del Instituto. Ellos seguramente no saben que un tratamiento de cáncer tiene un costo arriba de un millón de pesos. Nosotros atendemos en esta unidad a 60 personas diariamente y nos damos cuenta de que la mayoría no está consciente de esto, y nos dan las gracias por atenderlos, pero no podríamos hacer nada si no contáramos con los equipos y los implementos necesarios. Cuando comprendí esto, comencé a platicar con los pacientes que atiendo y a tratar de compartir con ellos estas realidades, porque pienso que diferente a los que se dice de los mexicanos que no nos ayudamos unos a otros, esas personas están recibiendo una nueva oportunidad de vida gracias a las aportaciones de millones que pagan sus tratamientos. El trabajar aquí, en este departamento, es un honor, entre otras cosas porque nos permite tratar muy en corto con el sentimiento de sufrimiento y derrota, y debemos como seres humanos animar a estas personas, porque sabemos que sin su intención de curarse los tratamientos no lograrían el objetivo buscado”.

ENTRE OTRAS COSAS: brillante la exposición del doctor Raúl Vela Sosa, sobre la presencia de Felipe Carrillo Puerto, en la educación en Yucatán y, especialmente, en relación a la AUTONOMÍA UNIVERSITARIA. ¡Felicidades doctor, le seguiremos más de cerca! 

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