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Todo gobernante con dos dedos de frente sabe que el mayor activo en la política es el calendario, el uso virtuoso del tiempo. Es por eso que, cuando se acerca el crepúsculo de su mandato, sabe que su fuerza y sus prioridades no son los mismas que cuando inició su andadura.

Estamos, ahora sí, a menos de un año de que termine el sexenio de López Obrador. En México, la vida puede ser contada a partir de sexenios; “en el sexenio de Peña Nieto, conocí las artes furtivas del amor; en el sexenio de López Obrador conocí las fatalidades del desengaño”, me contó hace poco un amigo que resumía las vicisitudes de su vida de acuerdo al Presidente en turno. ¿Quiénes éramos en 2018 cuando comenzó el sexenio actual? ¿En qué nos hemos convertido en 2023?

Al ser humano le gusta hacer cortes de caja de su vida de acuerdo al paso del tiempo. Así significa y resignifica su existencia. Es por eso que al final del año, tu primo, tu tía o tu mejor amigo sube una foto con una pose reflexiva-contemplativa acompañada de un texto donde hacen el balance de su año y de su vida con una promesa de futuro: “2024, sorpréndeme”. ¡Cuidado. Tengan cuidado con lo que desean!

Todo gobernante, una vez llegado el final de su vida o de su administración, está preocupado por cómo pasará a la historia, cómo será recordado. En el último de Gobierno, la fuerza del Presidente, Gobernador o Presidente municipal en turno entra en declive en favor del candidato sucesor y comienza la construcción de su legado. Los políticos se piensan así mismos como seres biográficos buscando incesantemente inscribir su paso por la historia.

Y por lo general, los políticos sólo tienen reservadas dos formas narrativas clásicas que podemos observar todo el tiempo en cuentos, películas o series de televisión. La primera, la más anhelada: el viaje del héroe; aquel miembro de la comunidad que logra triunfar a favor de los suyos (Luke Skywalker en “Star Wars” o Ulises en “La Odisea”). La segunda, el viaje el mesías; aquel individuo que para salvar a los suyos tiene que inmolarse y hacer un sacrificio que ponga a salvo a sus correligionarios (Frodo en “El Señor de los Anillos”; la teniente Ripley en el “Alien 3”; Leonidas en “300”; Jesús en “La Pasión de Cristo” o Neo en “Matrix 3”).

Cuando el final de un sexenio está a la vuelta de la esquina, el gobernante en turno sabe que es momento de precisar la atención y la fuerza sólo en aquellas cosas por las cuales querrás ser recordado. Pero recordemos siempre que al final a todos nos juzgará la historia.

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