Venezuela: más allá del ruido mediático
Enrique Vera: Venezuela: más allá del ruido mediático.
El análisis político se embarulla cuando el marco mediático emocional es de tal de magnitud que impide el discernimiento de las causas, las contradicciones de todo fenómeno o proceso político. Desde la llegada de Hugo Chávez al poder, Venezuela ha representado un campo minado en la confrontación ideológica donde no se permiten equidistancias. Así pues, trataré de hacer un breve resumen del conflicto.
La llegada de Chávez a la presidencia de Venezuela en 1998 desató la furia de las oligarquías en Venezuela y significó un severo problema geopolítico para los intereses de Estados Unidos en la región.
Con una épica revolucionaria, Hugo Chávez impulsó una agenda de cambio que iba a contrasentido del mantra neoliberal que recrudecía aún más la miseria y la desigualdad en los países latinoamericanos. Las élites venezolanas y Estados Unidos no pudieron tolerarlo. Desde el primer minuto del mandato de Chávez, intentaron una y otra vez su derrocamiento. El hecho más significativo: el golpe de Estado de 2002, el cual fracasó por el respaldo popular hacia el presidente Chávez.
El intervencionismo estadounidense en connivencia con las élites venezolanas hicieron que el gobierno de Chávez fuese radicalizándose y haciendo suya aquella máxima de Ignacio de Loyola: “En una fortaleza asediada, cualquier disidencia es traición”. Y en un contexto de asedio, donde quiera uno ve un posible enemigo. Así fue como el chavismo fue ensimismándose y desgastándose. Hugo Chávez murió el 5 de marzo de 2013. Ganó sin discusión todas las elecciones en las que participó.
La muerte de Hugo Chávez representó una oportunidad para la derecha venezolana que no fue posible. Todavía bajo el aura de la figura de Chávez, Nicolás Maduro llegó al poder. A partir de ahí, el proceso de agitación y recrudecimiento del conflicto no dejó de escalar, llegando al colmo internacional de nombrar a un ventrílocuo presidente llamado Juan Guaidó que duró lo que duran dos peces de hielo en un whisky ontherocks. ¿Quién se acuerda ahora de Juan Guaidó? ¿Por qué nadie se acuerda de Juan Guaidó? Si no recuerdas a Juan Guaidó, tal vez alguien está pensando por ti. Quién impone el tema del debate, gana el debate. Los medios de comunicación no te dicen qué pensar, pero sí te dicen sobre qué temas hay que pensar.
¿Cuándo este conflicto desescaló y permitió las condiciones necesarias para una negociación entre Gobierno y oposición que dieron lugar a las elecciones del pasado 28 de julio? No olvidemos. Para que hubiera unas elecciones, se establecieron unas mesas de diálogo, con mediadores internacionales de por medio donde ambas partes estuvieron de acuerdo (hasta que llegó la elección, claro).
Sigamos la ruta de la geopolítica. Resulta que Estados Unidos decidió emprender un nuevo modelo de negocio (todo muy de winnners) en la guerra de Ucrania y comenzó a necesitar más petróleo. Automáticamente sus altavoces mediáticos desclasificaron a Nicolás Maduro de la lista de los malos malísimos del mundo. Venezuela salió del radar mediático y Maduro dejó de ser un dictador para ser llamado un Presidente. A Estados Unidos nunca le ha interesado la democracia o las libertades en Venezuela. Es una cuestión de intereses.
Nicolás Maduro no es Chávez. No tiene ni el carisma, ni el talento ni la capacidad que algún día tuvo Chávez. Y es cierto, su Gobierno presenta graves falencias en materia democrática. Pero ojo, María Corina Machado, líderesa de la derecha, no es mejor. Representa a esa élite, a esa derecha venezolana golpista, neoliberal, entreguista, aliada a personajes tan nefastos como Javier Milei, Jair Bolsonaro, Vicente Fox, Santiago Abascal o Dina Boluarte.
La posición más sensata la ha planteado el presidente colombiano Gustavo Petro: terminar el proceso en paz y con trasparencia mediante un acuerdo entre ambas partes que puede ser entregado como una Declaración Unilateral de Estado al Consejo de seguridad de Naciones Unidas y levantar el bloqueo económico. ¿Será esto posible?