Renacimiento Maya: un nuevo modelo de desarrollo

Enrique Vera: Renacimiento Maya: un nuevo modelo de desarrollo.

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El gobernador Joaquín Díaz Mena ha cumplido ya un mes al frente de la administración del Gobierno del Yucatán. Y si bien una ponderación de sus resultados es todavía prematura, lo que sí es posible es un análisis en la declaración de intenciones de su administración.

En la actualidad, la comunicación política es entendida simplemente como una serie de estrategias mediáticas: videos, reels, imágenes u ornamentos digitales que buscan posicionar a un determinado actor político. Incluso en el lenguaje, la noción de esta forma de comunicación política concibe al actor político en turno como un “producto” que debe ser posicionado en un mercado de oferta y demanda.

Esto no muestra otra cosa que el vaciamiento de la política entendida como una acción colectiva que busca la transformación de la realidad para convertirse en, simple y sencillamente, un objeto de consumo y entretenimiento.
Una mirada más amplia de la comunicación política (pensando en autores como Habermas o Luhman) es entendida como un circuito de intercambio de mensajes dentro de un sistema político.

Dicho de otra manera, una comunicación política de concepción habermasiana o luhmaniana implicaría asumir que comunicar no solo implica subir videos en Instagram o Facebook con emoticones o canciones de moda, sino el ejercicio mismo del poder; la forma y el fondo en la toma de decisiones que se toman desde el poder.

Para el gobierno de Joaquín Díaz Mena, el Renacimiento Maya no es solo el mote o el “branding” (esa curiosa manía de utilizar anglicismos de ciertos sectores para aparentar que se sabe de lo que se habla) de su Gobierno, sino la columna vertebral de su proyecto político.

El Renacimiento Maya es una política de desarrollo de largo alcance que busca disminuir la desigualdad, crear empleos mejor pagados y generar oportunidades, sobre todo, para las nuevas generaciones.

A diferencia de otros estados del país, en Yucatán no se ha construido un modelo de desarrollo industrial con el cual sostener su economía. Para darnos una idea, Yucatán representa el 1.4% de todo el desarrollo industrial del país. Sólo el 24% de su PIB proviene del sector secundario. Una cifra muy baja si consideramos que la media nacional ronda el 35%. ¿Qué genera todo esto? Desigualdad, falta de competitividad, salarios bajos, atracción de inversiones poco beneficiosas para el desarrollo del Estado.

La apuesta del Renacimiento Maya busca, a través de una serie de obras de infraestructura: la modernización del puerto de altura de Progreso, la ampliación del Tren Maya como sistema de carga, la construcción del segundo anillo periférico y la creación de las zonas de desarrollo industrial conocidas como Polos de Bienestar, que las inversiones que lleguen a Yucatán beneficien a los jugadores locales integrándolos en las cadenas de valor, dándoles preferencia, por ejemplo, en la contratación de mano de obra y proveedores locales, así como la transferencia de tecnología a las universidades que potencialicen el talento humano yucateco.

Esta política de desarrollo industrial tiene la misión de convertir a Yucatán en el principal actor económico de la región, integrándolo a los principales mercados internacionales como un estado que ofrece productos y servicios de calidad científica, tecnológica y valor agregado.

Todo proyecto de transformación necesita llenarse de ideas, palabras y hasta poesía. Pero no habrá mayor poesía cuando la transformación se traduzca en derechos, justicia social y dignidad para todas y todos los yucatecos.

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