Vislumbrar no es calcular
Felipe Escalante Ceballos: Vislumbrar no es calcular.
ECONOMÍA VISLUMBRADA. El Cronista de la Ciudad, maestro Jorge H. Álvarez Rendón, honra a esta columna con el envío de un gazapo publicado en la prensa local: “FMI vislumbra e (sic) a la India como la tercera economía”. Esa expresión poco clara nos produce dudas, por lo que leemos el cuerpo de la noticia: “El FMI calcula que todos los bienes y servicios que India va a producir durante 2027 tendrán un valor de 5.15 billones de dólares, lo que le permitirá convertirse en la tercera economía más grande del planeta, sólo detrás de Estados Unidos y China”.
¡Ah! Ya nos quedó claro: aquí hay una impropiedad por usarse una voz con significado distinto al que realmente tiene. El Fondo Monetario Internacional (FMI) no vislumbró nada, sino calculó con toda precisión el avance de la economía de la India hasta el 2027. La voz “vislumbra” fue mal usada. El DLE dice del verbo vislumbrar: “ver un objeto tenue o confusamente por la distancia o falta de luz. //2. Conocer imperfectamente o conjeturar por leves indicios una cosa inmaterial”.
El cálculo realizado por el FMI no es tenue, confuso, vago, imperfecto, ni es una conjetura por leves indicios. Por el contrario, ese cálculo es claro y tan preciso que ubica a esa nación asiática como la tercera economía mundial, detrás de la tierra del “chel” Trump y del país de Mao Tse Tung, ahora llamado Mao Zedong.
La honda hace su trabajo. El gazapo vislumbra la pedrada, pero no puede evitarla, la pieza cae a tierra y la depositamos en el zurrón. Muchísimas gracias, apreciado amigo D. Jorge H.
DEMASIADA CULTURA. En el Facebook un promotor de turismo elogia a la blanca Mérida e invita al público a disfrutar de su estancia en ella, pues, en esta ciudad tenemos paz, seguridad, amplia y exquisita gastronomía, muchos sitios de interés y demasiada cultura.
El Diccionario Panhispánico de dudas del idioma nos dice que es un error usar “demasiado” en vez de muy, mucho o mucha. Como adjetivo, esa voz significa que excede de lo necesario o conveniente; y como adverbio quiere decir “excesivamente”.
La escritora colombiana Adriana GarcíaOrtega nos dice: “Suena como si fuera plaga. Por doquier vemos a personas abusando de la palabra ‘demasiado’ metiéndola a la fuerza en todo tipo de frases donde no tendría por qué estar. Demasiado no sirve para calificar cosas positivas”. Y cita como ejemplos: Él sabe demasiado inglés. Me gusta demasiado el fútbol. La comida está demasiado rica. Entonces, al decir “demasiada cultura” se comete una impropiedad gramatical.
El tirahule lanza fuerte pedrada a la “demasiada” cultura emeritense, el inerte gazapo reposa en el sabucán y concluimos la cacería.
Hasta el próximo tirahulazo.