Más modismos yucatecos

Felipe Escalante Ceballos: Más modismos yucatecos.

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MORTANDELA. Hace más de medio siglo una modesta fábrica del barrio de Santiago, en Mérida, elaboraba una conserva de harina y carne de cerdo, mechada con un poco de grasa porcina. Este alimento, de agradable sabor, no necesitaba de refrigeración para conservarlo, tenía gran demanda y era infaltable en las tiendas de abarrotes ubicadas principalmente en las esquinas meridanas. El fabricante llamaba a ese producto cárnico “mortadela”, pero la gente lo pedía con el nombre de “mortandela”. La fábrica santiaguera desapareció hace muchos años al fallecer su propietario, pero el nombrecito se nos quedó y algunas personas todavía solicitan “mortandela” hasta en los más selectos expendios de carnes frías.

“MANTEQUÍA” DE CHETUMAL. El genial actor regional Héctor Herrera, más conocido como “Cholo”, era un gran observador del habla y las costumbres de yucatecos y campechanos. Muchas veces acudimos a sus gustadas representaciones para reírnos de nuestra propia manera de ser y de expresarnos, así como de uno que otro chiste dedicado a los políticos locales.

Cierta ocasión presenciamos una obra escrita, dirigida y actuada por “Cholo”. En esa comedia la actriz Madeleine Lizama, “Candita”, daba vida a una vendedora de elotes sancochados de distintos sabores. El pregón de esa sabrosa mercancía nos hizo reír a mandíbula batiente, como se decía hace muchos años. En el escenario del teatro “Candita” voceaba a todo pulmón: ¡Eloteees, eloteees, con limón, sal y chile; con queso; y con “mantequía” de Chetumaaal!

Hace mucho tiempo los yucatecos adquiríamos productos de importación en los comercios establecidos en la ciudad de Chetumal, la zona libre del en ese entonces Territorio de Quintana Roo. Al principio los habitantes de esta Península gustaban mucho de la mantequilla holandesa marca Dos Manos, la cual fue sustituida en la preferencia del público por la mantequilla Wood Dunn Dairy Maid, de Nueva Zelanda, envasada en una lata de color azul.

Para referirse a ese producto los yucatecos incorporaron a su vocabulario la expresión “mantequilla de Chetumal” y así simplifican el difícil nombre de ese lácteo. Actualmente eso de la “mantequilla de Chetumal” es un modismo muy común en el habla de esta región.

EL NANCEN Y LOS NÁNCENES. En estos meses de verano en mercados, supermercados y expendios de frutas, verduras y otros vegetales comestibles hace su aparición un fruto muy gustado en Yucatán: el nance, llamado “nanche” en otras partes de la República.

Pero los “boxitos” llaman “nancen” a esa fruta, con su plural “náncenes”. Con frecuencia oímos a un comprador preguntar en el mercado de Santiago: ¿A cómo los náncenes, marchante? Cosas de nuestro pueblo. “Así hablamos nosotros”, nos diría Fernando Espejo.

Hasta el próximo tirahulazo

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