Analfabetismo cultural
Felipe Escalante Ceballos: Analfabetismo cultural.
EN EL ESTADO DE GUANAJUATO. Para cumplir con nuestra tarea sabatina hoy trataremos de dos desbarres muy comunes en nuestro idioma. Para ello acudimos al Libro de los disparates, del quintanarroense Juan Domingo Argüelles. Este autor afirma que tales dislates son cometidos por gente que se supone tiene dominio de la lengua española, como universitarios, escritores, poetas, novelista, cuentistas, etcétera.
Dice Juan Domingo: “Toda lengua culta tiende a la precisión y a la economía verbal y utilizar palabras innecesarias es un desbarre”. Luego menciona que locutores y periodistas de la radio y conductores y reporteros de la televisión incurren en formas de analfabetismo cultural cuando dicen: “Esto ocurrió en lo que es el estado de Guanajuato”.
Argüelles comenta con virulencia: “La pregunta lógica sería: ¿y qué coñ…s es lo que es el estado de Guanajuato? La respuesta es avasalladoramente sencilla: el estado de Guanajuato. ¿Entonces, para qué tanto brinco estando el suelo tan parejo? Lo correcto es decir y escribir: ‘Esto ocurrió en Guanajuato’, y si es necesario distinguir la ciudad de la entidad federativa, se precisa del siguiente modo: ‘Esto ocurrió en el estado de Guanajuato’. ¡Pero no en lo que es el estado de Guanajuato! ¡Guanajuato es Guanajuato y punto!” Por lo visto, el tal Argüelles es un crítico muy claro y contundente.
Esta columna se permite agregar aquello de “La plancha del Zócalo” y “El alcázar del Castillo de Chapultepec”. Esas palabras “La plancha” y “El alcázar” son totalmente innecesarias para entender tales expresiones.
ANALFABETA Y ANALFABETO. Y sigue comentando Juan Domingo Argüelles: “Un amplio sector de hablantes y escribientes del español cree que ‘analfabeta’ se aplica lo mismo al hombre que a la mujer, pero esto nada más revela su analfabetismo (falta de instrucción y cultura)”.
Según el mencionado lingüista, “en libros solemos encontrar que ‘fulano es analfabeta’, sin considerar que en cualquier frase el sustantivo debe concordar en género y número con el adjetivo. Aunque haya escritores que no lo sepan, “analfabeta” es la forma femenina de quien no sabe leer ni escribir; y “analfabeto” es la forma masculina de ese adjetivo. Aplicar un adjetivo femenino a un sustantivo masculino es un barbarismo”.
La columna trae a colación un error semejante: poliglota y poligloto son voces para designar a la persona versada en varias lenguas. Políglota, o también poliglota, es la forma femenina de ese adjetivo y polígloto o poligloto es la forma masculina. No debemos decir que un hombre es políglota, sino polígloto. Sólo falta que las furibundas feministas digan “analfabete” y “poliglote” y las Academias de la Lengua Española acepten esos disparates. Al tiempo.
El tirahule envía rápidamente una andanada de pedruscos hacia los gazapos, caen los ejemplares y los guardamos en el sabucán.
Hasta el próximo tirahulazo.