Campeche no está en la Península

Felipe Escalante Ceballos: Campeche no está en la Península.

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UN VERDADERO GAZAPO. En la pantalla de televisión se informa de la trayectoria de la tormenta tropical Idalia, que “provocará fuertes lluvias en la Península de Yucatán y Campeche”.

Tres estados de la República integran la Península de Yucatán: Campeche, Quinta Roo y Yucatán, citados en orden alfabético. Al decir “la Península de Yucatán”, nos referimos a las tres entidades mencionadas.

Pero, si decimos “la Península de Yucatán y Campeche” se excluye a este último de la península, lo situamos aparte, cosa contraria a lo que nos enseña la geografía. Estamos en presencia de un verdadero gazapo que, sin faltas de ortografía ni de sintaxis, se comete inadvertidamente por falta de cuidado en la redacción.

La resortera hace su trabajo, apunta cuidadosamente hacia la pantalla del televisor, el disparo virtual derriba el bonito ejemplar. Guardamos la pieza en la talega y continuamos nuestra labor cinegética.

PARA UNA REDACCIÓN CLARA. Una persona no muy convencida de los comentarios de esta columna nos dice que no hay que seguir siempre las reglas de la redacción; si se entiende lo escrito eso es suficiente.

En nuestra opinión el hecho de que se entienda lo escrito no nos disculpa de seguir las reglas que para la sintaxis establece la gramática española. Para obtener la mayor claridad de nuestros textos debemos de emplear la fórmula SVO, o sea, sujeto, verbo y objeto.

Como ejemplo tomamos el título de una noticia publicada en cierto diario local: “Amenaza a todo Sudán la guerra”. Esta oración comienza con el verbo, continúa con el objeto y culmina con el sujeto. ¿Se entiende lo escrito? Sí, pero hay que leerlo con cuidado, pues no es muy claro.

También podemos comenzar la oración con el objeto, seguir con el verbo y terminar con el sujeto: “A todo Sudán amenaza la guerra”. La información se entiende, pero no es del todo clara. La mayor claridad la obtenemos al seguir las reglas gramaticales: “La guerra (sujeto) amenaza (verbo) a todo Sudán (objeto)”.

Veamos ahora una larga oración de este mismo texto: “Una persona no muy convencida de los comentarios de esta columna (sujeto) nos dice (verbo) que no hay que seguir siempre las reglas de la redacción (objeto); si se entiende lo escrito eso es suficiente (segundo objeto). Es obvio que al seguirse las reglas obtenemos más claridad en lo que escribimos.

La honda hace acto de presencia, lanza certera pedrada a la “cabeza” noticiosa de la guerra en Sudán, el segundo ejemplar del día reposa en nuestro muy yucateco sabucán, damos por concluida la cacería semanal en “el proceloso mar de la letra impresa”, como dijera el inolvidable Nikito Nipongo, y nos despedimos de nuestros lectores.

Hasta el próximo tirahulazo

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