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En un estudio de sangre con mujeres mayas con cáncer en Yucatán se han encontrado sustancias tóxicas como los plaguicidas. La investigación se realizó en 18municipios –elegidos de una muestra, ya que en todo el Estado hay personas con esta enfermedad- en donde hay mayor mortalidad por la prevalencia de los cánceres cervicouterino y mamario, en la zona agrícola del sur, la franja ganadera del oriente y la metropolitana.

Los resultados muestran que los plaguicidas obtuvieron concentraciones muy altas en municipios como Tizimín -zona ganadera-, debe recordarse que esa área del Estado se realiza la siembra de soya transgénica, donde se utiliza glifosato y otros plaguicidas que tienen afectaciones para la población. El glifosato tiene afectaciones a la salud pública en cuanto a cáncer, mal formaciones congénitas y retrasos cognitivos en niños, entre otras afectaciones, según precisó el investigador Ángel Polanco, del CIR-Uady.

¿Qué es lo que está pasando en Yucatán y por qué hay tantos padecimientos de este tipo?, en la entidad se registran los cánceres cervicouterino y mamario, y en la población infantil se observan mal formaciones congénitas, lo lamentable es que desde hace muchos años estamos sobre la media nacional, esta información se puede corroborar en los boletines epidemiológicos nacionales, esta situación debe hacernos reflexionar sobre los contaminantes emergentes que están afectando directamente a la salud pública de los habitantes del Estado.

En el campo se utiliza mucho el lindano y sus derivados para el control de ectoparásitos como son las pulgas, estos plaguicidas son altamente cancerígenos y están reportados a nivel internacional, su uso prohibido está según los acuerdos de Estocolmo, Roterdam Praga y otros más. Estos agroquímicos pueden venir en forma de líquido y polvo, generalmente vienen en soluciones como el DDT, heptacordo, lendrin, aldrin y endosulfán, estos son los plaguicidas, por otro lado, está el glifosato, un herbicida que es el más usado a nivel mundial, ambos son organoclorados que actúan como interruptor endocrino, ya que se tienen contacto con ellos a través del agua contaminada o los alimentos.

Hay poblaciones que presentan alto riesgo en zonas rurales junto a las plantaciones en las milpas, además en el traspatio maya siempre hay cultivo y pequeñas especies, donde en ocasiones las señoras mayas utilizan los mismos agroquímicos que sus esposos en la milpa. Una la tercera parte de la población maya rural continúa tomando agua de pozo y cenotes contaminados. La presencia química a lo largo de los años se va bioacumulando, ocasionando que en algunas zonas se riega con aguas contaminadas y también esos residuos son utilizados en los alimentos, el lavado de los trastes y el baño. Todo esto genera un daño al cuerpo humano por los contaminantes emergentes cancerígenos y hay cientos de artículos científicos que lo reportan.

Los estudios de sangre referidos obtuvieron altas concentraciones de endosulfán -un plaguicida- en la sangre de mujeres mayas con cáncer en Tizimín, una zona geográfica de Yucatán que presenta alta vulnerabilidad por la contaminación y la desforestación generada por la ganadería.

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