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¿Qué es la generosidad en un partido político? En las plataformas políticas del PRI, del PAN y de Morena es un concepto recurrente según sea el uso y conveniencia. De manera moderada y hasta pusilánime, en el PRI de Ivonne Ortega Pacheco esta generosidad se encarnó en sendos puestos que recibieron los ex panistas Ana Rosa Payán Cervera y el famoso Zar Anticorrupción, Luis Aldana Burgos, de quien Ortega Pacheco dijo “que no le temblará la voz para denunciar aquellas conductas que dañan a la tierra por la que ha trabajado años”.

En el PAN de Mauricio Vila la generosidad tuvo un tinte más pragmático con la incorporación de Roger Torres Peniche y la continuidad de los secretarios Ernesto Herrera Novelo y Luis Felipe Saidén Ojeda, con los resultados que ya se conocen en materia electoral, empleo y seguridad, en un contexto donde el PRI de Rolando Zapata Bello y Enrique Peña Nieto fueron aniquilados por la Cuarta Transformación en el pasado proceso electoral de 2018.

En el partido Morena de Joaquín Díaz Mena la generosidad no responde al reconocimiento al trabajo o a los resultados. Las máscaras del pudor político ya están fuera de los rostros que hoy definen a la generosidad como los rentables cálculos de conveniencia política más que a las convicciones ideológicas.

Por eso vemos a ex líderes y ex funcionarios priistas, identificados como ivonnistas, buscando un “hueso” político con “Huacho” Díaz Mena, lo que genera el “desplazamiento” de morenistas fundadores, y que se convierte en un verdadero problema para la campaña populista de esa alianza.

Más allá de las frases populistas de campaña sobre “cambio verdadero”, “acabar con la pobreza” o “bienestar para todos”, lo que realmente ha motivado estos intereses es la promesa de ocupar cargos en un futuro gabinete de Gobierno. Son políticos arribistas que buscan colocarse y recuperar espacios de poder, sin importarles demasiado las propuestas o la retórica de Morena.

Entre las figuras que van haciendo a un lado a los morenistas hay ex alcaldes y algunos ex funcionarios más recientes como Pablo Castro Alcocer, ex director del Registro Público de la Propiedad y delegado de Sagarpa; Clemente Escalante Alcocer, ex subsecretario de Gobierno de Ivonne Ortega; Gaspar Alemany, asesor electoral del PRI; y Antonio Homá Serrano, ex diputado local por el tricolor, que se “venden” como operadores políticos, en un ranking por encima de los morenistas, colocándose en posiciones superiores dentro de la estructura del candidato.

Luis Hevia Jiménez, ex diputado local del PRI y coordinador de varias campañas en el proceso electoral del 2021, figura ahora como prominente coordinador general de la campaña de “Huacho”, pero su presencia y su actitud autoritaria ya está generando confrontación con los demás operadores y generando ruido.

De ahí, que ahora le sumen a Mauricio Sahuí Rivero, ex candidato perdedor a Gobernador priista en el proceso 2018, lo que traería mayor tensión y presión al interior del cuarto de guerra.

También irá en busca de cargos públicos dentro de Morena, Pablo Gamboa Miner, y otros que están dentro, como Marcos Celis Quintal, ex presidente del Poder Judicial de Yucatán y Héctor Cabrera, ex fiscal con Ivonne Ortega Pacheco -ahora llamado el nuevo primo incómodo-, Francisco “Panchito” Torres Rivas, ex presidente estatal priista y ex secretario de Obras Públicas con Ortega Pacheco y hasta Víctor Caballero Durán, asesor de la campaña de Rommel Pacheco Marrufo; entre otros.

Se habla de casi un centenar de priistas que rodean la campaña de Díaz Mena en busca del puesto político para lo cual han desplazado a los morenistas fundadores de ese movimiento en Yucatán. El arribismo sobre la ideología tuvo su punto culminante esta semana con la fotografía en la que la familia Cervera-Hernández cimbró los cimientos de la Torá Cerverista al mostrarse con Claudia Sheinbaum y “Huacho” Díaz Mena.

La historia nos remite al 1 de agosto de 2007, cuando los medios de comunicación le preguntaron a Ivonne Ortega; en su primer día como Gobernadora, qué opinión tenía de la decoración del Palacio de Gobierno que 24 horas antes había dejado Patricio Patrón Laviada. Con Ivonne Ortega, la generosidad era la expresión más pura de que ahora el Gobierno era propiedad de las nuevas mayorías con jarana, vaquería y semillas de ceibas enviadas a cada hogar de Yucatán.

Era el fin de los fríos y descorazonados “dzules” en el Gobierno para dar pie a los verdaderos representantes del pueblo. Ortega Pacheco dijo en esa fecha: “A esta oficina le falta un corazón”.

Hoy; la campaña de Joaquín Díaz Mena está llena de esos corazones que por mucho, ya comenzaron a eclipsar a las causas del partido guinda y del cerverismo puro que hoy con mucha razón afirma que “todos esos tránsfugas del PRI fueron a ofrecer a Morena, lo que no pudieron cumplir a su partido”.

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