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Para nadie es un secreto que el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, ha sido condescendiente con los dueños de las empresas ilegales que conforman el crimen organizado, a ellos nunca los cuestiona, ni les llama traidores a la patria, ni vende patrias, conservadores, enemigos de la democracia, fifís, clasistas ni racistas. Son los mismos que estaban antes y están ahora, más presentes que nunca.

La manera en cómo arribaron a los EE.UU. los dos narcotraficantes, Joaquín Guzmán López e Ismael “El Mayo” Zambada, expone la incapacidad del Gobierno Federal de “no estar enterado” del movimiento de estos dos personajes criminales, incluso la encargada de la Secretaria de Seguridad Ciudadana, Rosa Isela Rodríguez, no informó con certeza sobre su llegada a los EE.UU., primero mencionó que fue en una avioneta Cessna, y luego externó que utilizaron Beechcraft King Air 360 turboprop, o si “El Mayo” Zambada fue obligado o engañado para subirse a ese vuelo, y es que Rosa Isela no es cualquier funcionaria, será la próxima secretaria de Gobernación, en lo que llaman la construcción del segundo piso de la 4T, y se supone que será la responsable de la seguridad interna.

La periodista Anabel Hernández, autora del libro “Los señores del narco”, documentó las relaciones del ex secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, con el Cártel de Sinaloa, con la fracción que encabezaba Joaquín Guzmán Loera “El Chapo”, y la complicidad de estos dos para acabar con el Cártel de los Beltrán Leyva, así como en el ascenso de “El Chapo”. Ese libro era publicitado hasta por AMLO, pero la misma autora escribió otro libro titulado “La historia secreta: AMLO y el Cártel del Sinaloa”, y está demás decir cómo ha reaccionado el tabasqueño desde el Palacio Nacional.

En sus reflexiones, Anabel Hernández precisa que el narcotraficante Ismael “El Mayo” Zambada tiene dos caminos, uno es quedarse callado e irse a juicio como ocurrió con su compadre “El Chapo” Guzmán, quien como se sabe fue sentenciado a cadena perpetua, y otro camino es el de colaborar con el Gobierno de EE.UU. y prácticamente soltar ahí toda la sopa. Por su puesto, uno de los principales objetivos del Gobierno estadounidense son todos aquellos políticos y gobernantes que han protegido al Cártel de Sinaloa, y es ahí donde la llamada 4T y el Gobierno de López Obrador tiembla, pues como se publicó en el libro “La historia secreta: AMLO y el Cártel de Sinaloa”, hay un nexo largo y contundente entre López Obrador y la organización delictiva de Sinaloa. Un lazo que había llegado de manera muy particular a “El Mayo” Zambada, e incluso hay integrantes dentro del equipo del Presidente de la República que hablan de reuniones directas entre el tabasqueño y el señor Zambada.

Como parte de las corruptelas, Anabel Hernández señala las implicaciones del gobernador morenista de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, quien sería una de las bisagras y contactos que ocupa el Presidente con el Cártel de Sinaloa, cuando no lo hace él directamente.

Muchos en el Gobierno están temblando, porque ni siquiera “El Mayo” Zambada estaba preparado para una detención, el Gobierno de México no participó en nada, el FBI no confía en él. Como parte de las líneas de investigación se señalan los nexos de los hijos del Presidente con los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán.

Todavía falta mucho por saber sobre los nexos entre los cabecillas del Cártel de Sinaloa y los gobiernos anteriores y actuales, este movimiento se da en la parte tardía o final de la administración de AMLO, quien prometió acabar con la corrupción, no mentir, no robar y no traicionar.

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