Lo prometido y lo hecho: ¿habrá diferencia?
Gínder Peraza Kumán: Lo prometido y lo hecho: ¿habrá diferencia?.
Sea porque siempre se necesitan notas que llamen la atención del lector, o porque debido a convenios de alto nivel se requiere incluir en lugares destacados noticias que ayuden a exponer los aspectos más positivos de la administración pública, los medios impresos y digitales dedican buena parte de sus espacios y su tiempo a pasar revista a los sectores más importantes para la marcha general de la economía.
Hace dos semanas dijimos que, dada la intensa actividad política que ya se registra, aunque todavía falta mucho para las elecciones del 2 de junio de 2024, sería necesario o prudente empezar a revisar cómo marchan los diferentes sectores económicos, sociales, de salud, empleo, etc., para saber en qué condiciones se hará el cambio de Gobierno Federal.
El ejercicio de revisión no sería muy complejo, pues sólo pasaríamos revista a los temas que más destacan los medios. Por ejemplo, revisamos la portada de un importante medio local y notamos enseguida que se destacan las expectativas que tienen las empresas privadas sobre el repunte de turismo que habría en la actual temporada veraniega. Prevalece desde luego el optimismo, básicamente por dos razones: 1, la temporada es por lo común muy buena en nuestro Estado, aunque nunca esperamos que ella sola nos saque de nuestra histórica pobreza; y 2, es evidente que los empresarios del ramo se están esforzando de verdad por atraer al turismo nacional y extranjero, para lo cual cuentan ya con el claro respaldo del Gobierno estatal, que en su primer año parecía no terminar de convencerse de la importancia de ese sector.
Desde ahora y hasta 2024, por lo menos, los mexicanos tendremos que estar muy vigilantes de la “bomba inflacionaria” que recientemente estalló en Estados Unidos, y que en junio llevó al índice de precios anual de ese país a un amenazante 9.1%, el mayor nivel en los últimos 40 años. Y parece que la cosa se agravará, pues los expertos dicen que la Reserva Federal (Fed, el banco central de los gringos) ya está planeando elevar entre 75 y 100 puntos base (de manera un poco ruda podemos decir que 100 puntos base equivalen a 1%). Nomás imagínese el tamaño del reto que afrontaría el siguiente Gobierno Federal para que el monstruo de la carestía no acabe con nosotros (aunque creo que, como siempre, primero se despacharía a los pobres).
Si los malos augurios se cumplen nos acordaríamos enseguida de, por ejemplo, los abrazos en vez de balazos, lo muy indispensable que ya era el tren maya y de las intenciones (para entonces ya estarían claras) de que nuestro sistema educativo siga produciendo generaciones de mexicanos acostumbrados a “que los mantenga papá Gobierno”.
En el arranque del próximo sexenio será fácil ver, oír o constatar si la corrupción y la pobreza recibieron las palizas que desde el primer día prometió asestarles el actual Ejecutivo Federal.