La economía mexicana registra señales de alerta
Gínder Pereza Kumán: La economía mexicana registra señales de alerta.
En México, como en cualquiera otra nación del mundo, los componentes malos o intranquilizadores de la economía no vienen solos, sino acompañados o combinados, para nuestro mal. Por ejemplo, el viernes pasado el título principal de portada de Novedades Yucatán nos revelaba que la inflación en Mérida se disparó hasta 9.42% en agosto reciente, con lo cual la capital yucateca se ubicó entre las diez ciudades más caras del país, y muy por encima de la media nacional, que es de 8.7%.
En el mensual Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) se precisó también que el elevado 9.42% de inflación en Mérida no se registraba desde marzo del 2000 –o sea, hace 22 años y cinco meses–, cuando alcanzó un máximo de 8.35%. Y como si quisieran espantarnos o quitarnos el hipo, los del INPC precisaron que ese 8.7% a nivel nacional es el mayor en 21 años y ocho meses.
Es conveniente señalar que, ante todas estas cifras que auguran una inflación mayor de la que preveíamos a principios de año, es muy probable que los niveles inflacionarios sean también altos para todo 2022, lo que significará un fuerte deterioro del poder adquisitivo en todos los niveles sociales.
En realidad en los primeros días de este mes hubo varios reportes negativos o preocupantes que hay que tener en cuenta. Aquí le damos breve recuento:
El viernes 2 de septiembre el Inegi reportó una baja en las intenciones de invertir del sector privado. “Se ahonda el desánimo empresarial”, fue el sugerente título de esa nota.
El martes 6 hubo más noticias de ese tipo. El IMSS dio a conocer un repunte del empleo formal, pero en contraste se reportó una baja de 0.45 puntos en agosto del Indicador de Confianza del Consumidor.
También de portada es el anuncio que hizo la Secretaría de Hacienda en el sentido de que la inversión en obra pública tuvo en julio una caída real anual de 8.4%.
Por último, en la primera página de la sección nacional del mismo martes 6 se indica que la OCDE reportó que al cierre del primer trimestre de este año el producto interno bruto per cápita en México se ubicó en niveles de 2014, en contraste con las economías de otros países de la región.
La creciente inflación y el empobrecimiento de la ciudadanía formarán parte de una cascada de consecuencias que les pegarán a la totalidad de los sectores económicos del país, con efectos que incluyen una reducción del gasto de las familias en todos los rubros, lo que inevitablemente dañará a las empresas en general, cualesquiera que sean los bienes o servicios que produzcan, simplemente porque la escasez de ingresos frenará el consumo total.
Y en vista de que el Gobierno Federal ya está más dedicado a rechazar o desmentir lo que parezca una crítica en su contra, más que a trabajar duro para que sus gobernados no padezcan más penas, lo mejor será que nosotros mismos tomemos nuestras previsiones, ¿no lo cree usted?