La inmadurez de Layda y el útil puerto de altura
Gínder Peraza Kumán: La inmadurez de Layda y el útil puerto de altura.
Es sábado a las 5 de la mañana y hace unas horas tuve el gusto de leer –privilegios que uno tiene gracias a esta profesión– una carta que veterano y conocido campechano, experimentado político avezado y líder social, le dedica a la gobernadora de Campeche, la señora Layda Sansores San Román, pidiéndole, entre otras cosas, que tenga la suficiente vergüenza para renunciar al cargo que tiene, al que llegó, sobre todo, gracias al respeto y buen contar que caracterizaron la vida del padre de la dicha dama, don Carlos Sansores Pérez.
Los conceptos que el susodicho remitente de la carta pública vierte para el conocimiento del líder total del partido llamado Morena, el presidente Andrés López, no tiene desperdicio y resultan acertados, sobre todo porque el político que critica a doña Layda afirma que ésta apuesta a distorsionar muchos de los actos que como Gobernadora ha encabezado, sobre todo una especie de programa de televisión crítico o festivo, en los que se ha dedicado mofarse de uno de sus más importantes rivales políticos, Alejandro Moreno Cárdenas “Alito”, para que compruebe cómo es que se hizo tan rico como lo es ahora.
A ella difícilmente le pedirán que compruebe cómo es que tiene el dinero que tiene, porque todos saben que las comodidades y privilegios que disfruta se los debe todos a su padre, que prácticamente hasta que falleció fue sota, caballo y rey en el partido tricolor campechano.
En el breve espacio que nos queda permítame tocar un asunto positivo y relativo a nuestro Yucatán, y que es la noticia que da cuenta de que el gobernador Mauricio Vila Dosal firmó con el secretario de Marina, almirante José Rafael Ojeda Durán, un convenio que permitirá la ampliación y modernización del puerto de altura de Progreso.
Aunque seguramente muchos pensarán que eso no es lo más importante, si alguna vez tendremos políticos honestos y derechos tendríamos que pedir que se honre el buen desempeño que hubiesen tenido quienes llegaron a ocupar cargos públicos y hubiesen dejado en su legado obras de larga duración e indudable beneficio. El muy útil puerto de altura de Progreso surgió de las ideas, de la mente y de las preocupaciones del gobernador priista Víctor Cervera Pacheco, que entre hombres cabales y de firmes ideas debería recibir, a pesar de su “defecto” de haber militado siempre en ese partido, el reconocimiento correcto y generoso de la actual administración emanada del PAN.
Lo más importante, como ustedes saben señores políticos, no es quién concibió una obra, sino quién se abrió pasó en la maraña administrativa que caracteriza al país para sacarla adelante. Qué bueno que todas las obras que se concreten en el interior del Estado tuvieran un uso constante y a fondo, en vez de quedar relegadas o de plano abandonadas solamente porque activarlas beneficiaría al equipo de enfrente.