|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Dos noticias de López Obrador para iniciar la semana con todo. Ambas, por cierto, en materia Fiscal, un tema que mucho ha interesado a la 4T, pues le permite sacar dinero hasta por debajo de las piedras para el mantenimiento de los programas sociales.

En primer lugar, propone el Presidente que haya un “pacto” entre la iniciativa privada y el gobierno a fin de paliar la crisis del agua que azota Nuevo León desde hace varias semanas. El propósito es que las grandes empresas cedan parte de sus concesiones del líquido vital, a cambio de estímulos fiscales y consideraciones en cuanto a sus contribuciones. Salieron ganones los grandes contribuyentes.

Sin duda, el problema del agua en Nuevo León lleva cultivándose desde gobiernos atrás y será equivocado señalar a Samuel García como el único responsable. La propia 4T ha entregado concesiones de uso de agua en el país (y en ese estado) y en general tanto los gobiernos federales anteriores, como los estatales, han sido laxos en cuanto al tema del recurso hídrico, permitiendo la explotación ilegal y la contaminación del agua. Incluso aquí en Yucatán hemos visto que poco interés se ha puesto para tratar de proteger las reservas de agua del estado y sobre todo para evitar y sancionar la gran contaminación del manto freático, que día con día aumenta.

Dar estímulos fiscales a las grandes compañías puede resultar atractivo, pero no resuelve de fondo el asunto y es como lavarse las manos de un problema que se mantiene a costa del erario público. Como sea, peor es nada y ojalá de los resultados que se buscan.

Por otro lado, AMLO también propuso “eliminar” la Constancia de Situación Fiscal porque “causa muchas complicaciones” a los contribuyentes. Parece que no hay una coordinación clara o una comunicación eficaz en el Gobierno Federal, pues fueron las políticas del propio Servicio de Administración Tributaria y la Secretaría de Hacienda las que llevaron al universo de contribuyentes a solicitar un documento que antes no necesitaban (sobre todo si son asalariados), además de que el proceso engorroso para su obtención también se lo debemos a esta administración. Recordemos que antes bastaba con la CURP del ciudadano para poder imprimir la Constancia, a diferencia del trámite actual que requiere la Firma Electrónica Avanzada o acudir a las oficinas del SAT con las interminables filas que eso implica. En su afán por centralizar y burocratizar todo, ahora se topan con el descontento popular y la ineficiencia de los métodos impuestos.

Eliminar la Constancia de Situación Fiscal no resuelve el problema, porque después de todo es una herramienta útil para conocer los datos del contribuyente y necesaria para la nueva facturación 4.0, que busca evitar a esos empleados “fantasma” con los que las empresas deducían y comprobaban gastos. Una vez más, la forma y el método es lo que falla en un gobierno al que le interesa que haya 90% de honestidad y 10% de capacidad o técnica para gobernar.

Lo más leído

skeleton





skeleton