|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Es Claudia la gobernante de la Ciudad de México que más accidentes graves del metro ha visto en su administración, incluyendo la trágica caída de la línea doce y el reciente choque entre máquinas que dejó de saldo una persona muerta y varias heridas. Es Claudia la jefa de Gobierno que más complicaciones ha tenido con el personal del transporte más usado de la capital del país, pues son constantes las quejas que señalan la falta de mantenimiento de trenes y vías, poca coordinación logística y, recientemente, un deterioro desatendido de los sistemas de comunicación que enlazan y dan seguridad en el subsuelo. Estas quejas, por cierto, no vienen sólo de los miles de usuarios que se mueven por la CdMx a diario en estos vagones, sino de los propios trabajadores que operan el metro.

Es Claudia la que se encontraba fuera del territorio que gobierna cuando el accidente más reciente ocurrió. Estaba en otra entidad federativa promocionando los “logros” y programas sociales de la capital, cuando le avisaron que ahí donde debía estar, en su ciudad, era urgente que se atendiera un choque entre dos trenes. Claudia tuvo que utilizar, incluso, un helicóptero para ser trasladada a gran velocidad a la entidad federativa en la que sí era vital su presencia; en la ciudad donde la eligieron para gobernar seis años y se hiciera cargo de estos menesteres, y no en aquellas en las que todavía no gobierna, pero busca apoyo para gobernar en el futuro seis años más.

Es Claudia también la del sabotaje, la del “yo no fui”, la del “fueron las administraciones pasadas”. Es la que el Presidente de la República sale a defender -otra vez- acusando a los zopilotes de la oposición de aprovecharse de la desgracia para golpear a la Jefa de Gobierno de cara a las elecciones del 24. Quizás si no estuviera en permanente -e ilegal- campaña anticipada, poco material tendrían los opositores para golpear.

Seguramente a esto también sobrevivirá la carrera política de quien es directamente responsable del metro. Cuando el oficialismo te apoya, difícilmente cualquier otra fuerza te pare; basta con preguntarle al “viejo régimen” cómo le hacía. Mientras tanto, a la ciudadanía habría que preguntarle hasta cuándo serán las administraciones pasadas y hasta cuándo empezarán las que están ahora. Y ojo, que la capital lleva más de veinticinco años sin cambios políticos aparentes. ¿Cuándo entonces son los unos, y cuándo son los otros? Para los espectaculares y las bardas pintadas ya está, pero, ¿para los problemas cuándo #EsClaudia?

Extra: mención especial merecen los recientes acontecimientos en Brasil, donde partidarios de Bolsonaro ocuparon temporalmente edificios clave de la capital en busca de tomar el control político del país sudamericano. Lo comentábamos anteriormente: ante al viraje a la izquierda de muchas naciones latinoamericanas, las derechas suelen recurrir a este tipo de prácticas desestabilizadoras. En algunos casos usando a la fuerza pública, como en Bolivia, y en otros mandando a los civiles como carne de cañón. Rememoran las escenas de anteayer a lo que intentaron fanáticos trumpistas en el vecino del norte hace no mucho tiempo.

Lo más leído

skeleton





skeleton