La cuestión indígena

Héctor López Ceballos: La cuestión indígena.

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Resulta increíble y penoso que, al menos para el oficialismo, el tema principal de conversación y debate sea el origen étnico de Xóchitl Gálvez. Como si nos trasladáramos 200 años atrás en el tiempo, para los intelectuales del Poder es todo un problema develar si la ficha fuerte de la oposición es o no indígena. El Presidente y sus cercanos han gastado saliva y recursos en demasía en descalificar la ascendencia indígena de una persona, y la razón es muy simple: al fin alguien pudo jugarles en su propia cancha.

Todos sabemos que López Obrador y su institución partidista se sienten con el derecho único y máximo de enarbolar las luchas sociales y de representar a los oprimidos. No por nada el discurso de la pobreza franciscana como suprema aspiración de una vida buena domina el pensamiento oficialista (claro, excepto cuando se trata de la familia del Presidente o de los funcionarios partidistas). Desde el 2018 hay una romantización de la pobreza y la escasez que antagoniza con los años de esfuerzos para eliminar estas condiciones en las que se encuentran millones de mexicanos. De hecho, la ideología de la cúpula obradorista, del “partido interior” (al menos de la mayoría, con honrosas excepciones) se ha basado en resaltar las bondades de la pobreza y en tener una deuda histórica con comunidades marginadas, pero no en sacar a esas comunidades de la marginación. Basta escuchar una mañanera cualquiera para notar que ser “aspiracionista”, de clase media, universitario, empresario, son características indeseables, mientras que una vida monacal y mendicante son valores indispensables para la sociedad (siempre que no se trate de sus hijos, claro).

“De vender gelatinas a empresaria”. En cualquier otro contexto, estas palabras serían consideradas clasistas y discriminatorias. Pero como se trata de AMLO hablando de Xóchitl Gálvez, entonces para los seguidores del oficialismo es aceptable. Es inconcebible para el Presidente que una mujer nacida en la pobreza haya vencido las condiciones estructurales en las que nació y haya ocupado puestos importantes. Básicamente lo que él mismo dice que hizo, pero sólo él puede hacerlo de forma honesta. ¿Será AMLO también marioneta de Claudio X, o por qué sólo él puede tener una historia de superación juarista?

Poner en tela de juicio la pureza racial de una persona, a fin de calificar si es indígena o no, va en contra de los principios básicos de la izquierda que los oficialistas tanto dicen representar. Parte importante de la identidad indígena es la autoconcepción, más allá de las pruebas fascistas de pureza sanguínea. Justo como lo platicamos la semana pasada, el Gobierno Federal es el dueño absoluto de las categorías ideológicas.

Todo lo anterior, por supuesto, sin contar que Andrés Manuel vulnera las reglas electorales al atacar sistemáticamente a quien él considera la candidata de oposición para las elecciones presidenciales. Curioso: tanto que acusaba a Fox de usar el peso del Estado para frenar su candidatura, y ahora ataca a quien más suena para contender contra la corcholata que elija para sucederlo.

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