Arrancan las campañas
Héctor López Ceballos: Arrancan las campañas.
Las campañas federales y de Gubernatura oficialmente han arrancado. Para las locales tendremos que esperar todavía unos días más, aunque ya sabemos que la Ley Electoral en México es letra muerta, habiendo sido burlada una y otra vez por los distintos actores políticos desde hace casi un año, y en el caso del presidente Andrés Manuel, desde el inicio de su sexenio.
La Ley electoral prohíbe a los precandidatos hablar directamente de propuestas y elecciones, y sobre todo pedir el voto, en cualquier momento que no sea estrictamente el periodo de campañas. Sin embargo, y aunque nos quisieran vender otra cosa, ya sabíamos a mediados del año pasado que era un hecho que Xóchitl Gálvez sería candidata de la oposición, y desde hace cuatro años teníamos conocimiento de que Claudia Sheinbaum sería la ungida para representar al oficialismo en las elecciones, incluso siendo descaradamente impulsada por un Primer Mandatario que ha utilizado recursos del Estado y su programa mañanero para hacer campaña a favor de los suyos, y denostar a cualquiera que considere la “oposición” al pueblo que jura encarnar.
Y la cosa de las campañas no es que, por fin, muchos candidatos podrán formal y legalmente presentar a la ciudadanía sus propuestas, sino que, otra vez, los ciudadanos seremos testigos del circo de mal gusto en que se ha consolidado la política mexicana, cada vez más desvergonzada e indiferente al ridículo que se impulsa a través de las redes sociales y las plataformas digitales.
Cosa curiosa que, casi como sucedió en 2018 con los bautizos políticos de ya saben quién, el 2024 será testigo del mayor concierto de “chapulines” de la historia moderna de México. La otrora mafia en el poder y minoría rapaz que se creía ama y señora de México, hoy es faro de transformación revolucionaria de la mano de los, según ellos, verdaderos intérpretes exegéticos de la voluntad popular. Será penoso verlos asimilar y replicar el discurso que los golpeaba apenas unos meses atrás. Quizá peor, sin duda, será ver a militantes de años aceptar la oleada de invasores anidando en su partido y robándoles los puestos por los que trabajaron años. Cada quien.
Claro que hay sus excepciones, y creo firmemente que todavía existen personas que quieren utilizar a la política en beneficio de la población. Generalmente, claro, son los que tienen espacios reducidos y a quienes más trabajo les cuesta alcanzar sus objetivos y darse a conocer entre los votantes; caso muy distinto a los políticos que llevan tres o cuatro campañas y dos o tres partidos en su haber, a quienes casi siempre les tocan los distritos que “se ganan fácil”, o a los que les toca una pluri con la que prácticamente han asegurado un puesto público por los siguientes, al menos, tres años.
Ojalá que cuando menos los candidatos, ya sea para Gubernatura o diputaciones locales, se animen a participar en debates en los que enfrenten y contrasten directamente sus proyectos, y no sea como en elecciones pasadas en las que más bien hubieron pasarelas políticas y sesiones de fotos.