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Nadie está obligado a permanecer en matrimonio, eso es claro. La cuestión es que esa realidad es clara apenas para algunas personas, quienes desconocen que pueden terminar su vínculo matrimonial sin necesidad del consentimiento de la contraparte. Aún acuden a los despachos los clientes preguntando qué pueden hacer si su pareja se niega a disolver el matrimonio, sorprendiéndose cuando se les explica que basta el deseo personal de no querer continuar con la relación para divorciarse.

Actualmente tenemos en nuestro sistema legal tres tipos básicos de divorcio: el incausado (o sin causales), el voluntario judicial, y el voluntario administrativo. El más “rápido y sencillo” es el administrativo, que por sus características y la influencia de la Ciudad de México solemos llamar “exprés”. La cosa es que para este divorcio se requieren necesariamente tres elementos en la pareja: 1). Esté de acuerdo en divorciarse; 2). No tenga hijos menores en común; y 3). Que estén casados por el régimen de separación de bienes, y en el caso de estar casados por bienes mancomunados, no tener bienes ya en común o con derechos mutuos.

Pero el que haya hijos menores o que estén las personas casadas por bienes mancomunados no son impedimento para no tener un proceso de divorcio fluido. Como en el caso del divorcio administrativo, si ambas partes están de acuerdo en divorciarse, en la guarda y custodia de los menores, en la pensión que recibirán, y en la forma de disponer de los bienes conjuntos, los aspirantes a disolver su matrimonio todavía pueden optar por el divorcio voluntario judicial, un proceso algo más largo que el exprés, pero que sigue siendo una opción pacífica y relativamente rápida.

La situación cambia cuando alguno de los dos se niega a convenir las bases del divorcio, o peor, no hay forma de contactar con alguno de los cónyuges. En estos casos cabe el divorcio incausado, un proceso bastante común y que tiene la desventaja de ser más largo y ríspido que los anteriores. Mediante este juicio se demanda el divorcio ante un Juez, quien disolverá pronto el matrimonio y decidirá sobre las cuestiones que devienen del divorcio, como la pensión a hijos y su guarda y custodia.

De cualquier forma, no hay manera alguna en que una persona esté obligada a permanecer en matrimonio con quien no quiere, pues como seres humanos tenemos el derecho a desarrollar nuestro proyecto de vida con quien nosotros queramos, e incluso solos.

Si usted requiere asesoría para divorciarse, procure asesorarse con un abogado para resolver la situación de la mejor manera. En nuestro caso, estamos listos para acompañarlos en las distintas etapas de la disolución matrimonial. Puede encontrarnos en abogadosmid.com para orientarle en un momento que, sabemos, tiene una gran complejidad humana.

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