Primer debate presidencial

Héctor López Ceballos: Primer debate presidencial.

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Una vez más decepciona el formato del debate. Una entrevista plana, sin chiste y mecánica en la que, además, los candidatos sólo se dedicaron a atacarse mutuamente y a esquivar preguntas, pero no se avocaron a presentar las propuestas que la ciudadanía (al menos aquella no cegada por colores partidistas) esperaba escuchar de quienes aspiran a llegar a la Presidencia de México.

Dice la candidata del oficialismo, Claudia Sheinbaum, que el tiempo no le dio para nada. ¿Cómo le va a dar si se dedicó a decir que todo en el país está bien, y que a lo mucho hay que mejorar algunas cosas? ¿Cómo le iba a dar el tiempo si su hablar a lo Obrador no le permitía una cadencia normal de palabras?

Algo que tuvieron en común los tres candidatos fue su empeño en demostrar que el presupuesto federal es una olla mágica de recursos inagotables. Claudia tiene el recurso suficiente para dar más becas e inventar más apoyos sociales. Xóchitl tiene el dinero para dar tarjetas hasta para llevar a los ciudadanos, y además cargarlas con dinero. El candidato de Movimiento Ciudadano tampoco explicó de dónde saldrá el recurso para apoyar a las niñas y niños en situación de pobreza, elemento central en su discurso. Nadie se atreve a hablar públicamente de la urgente y necesaria reforma fiscal que seguimos pateando hacia el futuro. ¿Saben que la necesitamos, pero no hablan de ella por impopular? Entonces son mentirosos. ¿Piensan que no hace falta? Entonces no entieden de finanzas públicas y, por consiguiente, no están listos para ocupar la Presidencia ni para ejercer el presupuesto. “Es que del combate a la corrupción se sacará el dinero necesario”. ¿Pues no que ya no había corrupción?

Los mexicanos fuimos testigos de un espectáculo lastimero y que no está al nivel de la mayor parte del electorado. La cara de Máynez refleja, si acaso, cómo debemos sonreír los ciudadanos ante la oferta tan lamentable que la clase política (la vieja o la “nueva”) nos presenta. Una vez más tendremos que votar por el “menos peor”, y no por los mejores perfiles. De un país de 130 millones de personas, ¿realmente esos son los mejores personajes para competir por la Presidencia?

En los debates no debe haber un ganador, sino un análisis que permita reflexionar al electorado. Pero si tuviésemos que ordenar participaciones, quedarían Máynez, Gálvez y Sheinbaum. El candidato de MC, desconocido para la mayoría, no tenía nada que perder y toda intervención de calidad le sumaba. Xóchitl utilizó un poco más de datos duros que Claudia y, cuando menos, presentó una que otra propuesta, aunque sin decir el cómo y cuándo. Sheinbaum, en cambio, se mostró calculadamente evasiva, negándose a responder las preguntas directas y parafraseando el discurso presidencial del que quiere hacer segundo piso. Por supuesto, cada quién tendrá su propia opinión, y es precisamente eso lo que debieran causar los debates presidenciales, ¿no cree? 

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