Hace unos pocos días se difundió la noticia de que regresarán a México reliquias arqueológicas de la Cultura Olmeca, que influyó en otras grandes civilizaciones como la Maya y la Zapoteca.

Al respecto, recordamos que en años anteriores no sólo los mexicanos, sino el orbe entero, quedó sorprendido por la noticia de que José Luis Castañeda, abogado y periodista, quien dirigía un periódico en Cancún, entró a la Biblioteca Nacional de París, e identificándose como periodista y pretextando tener el proyecto de elaborar un amplio reportaje, solicitó el Códice Tonalámatl, que, en 1840, Joseph Marius Alexis Aubin, se lo llevó a Francia.

Transcurrieron los años y a nadie le pasó por la mente que un intrépido mexicano tuviera la misma ocurrencia, para devolverlo al país que le pertenece. Castañeda, ya con Códice en mano, decidió no regresarlo y se tomó el tiempo para dar un tour por Europa con la reliquia en su poder. Igualmente, hizo una breve parada en España, para intentar sustraer otro códice, para luego dirigirse a Egipto y conocer las pirámides, antes de llegar finalmente a su tierra: México, donde lo detuvieron.

Pero, ¿qué es el Códice Tonalámatl? Es un calendario ritual de carácter adivinatorio. Se sabe que es de origen náhuatl, se presume que de la región Puebla-Tlaxcala, en el centro del país.

El mexicano es un estudioso de la estirpe autóctona, que dio como fruto el mestizaje del que formamos parte y manifestó su preocupación por las muchas reliquias de incalculable valor, que se exhiben en museos extranjeros, las que son prueba del adelanto científico y cultural de los pueblos que habitaron y se desarrollaron en América.

Olvidándonos de que su comportamiento no fue precisamente el correcto, expresamos que este paisano se arriesgó mucho, circunstancia que motivó la simpatía general. Imaginémonos lo que hubiese sucedido si la Interpol lo detuviera a medio camino –menos mal que fue en suelo mexicano–, y ratificamos que pasará mucho tiempo para que surja otro individuo con este aplomo.

La ciudadanía manifiesta que las autoridades competentes deben aumentar la vigilancia en las zonas arqueológicas, a fin de evitar el saqueo de reliquias y que gente mal intencionada deambule por el mundo con los tesoros artísticos de las naciones que pisan, muchas veces en aparente plan de estudios.

Hacemos la observación de que hay especialistas en esta materia que hacen un apostolado de su profesión. Para ellos nuestra admiración y respeto.