Recordando al Benemérito de las Américas

Hortensia Rivera Baños: Recordando al Benemérito de las Américas.

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Con ferviente admiración recordamos a Benito Juárez, quien nació en el año de 1806, en San Pablo Guelatao, Oaxaca. Su juventud fue de carencias, de una lucha constante de superación. Pastor y sirviente en el hogar de los señores Maza, padres de la que en un futuro sería su esposa Margarita Maza, y con la que tendría 12 hijos.

Durante sus primeros contactos con la educación Juárez sufrió, como muchos indígenas pobres, de discriminación, por lo que su aprendizaje se volvió lento y frustrante, motivo por el cual decidió aprender por su cuenta. Luego de darse cuenta que los seminaristas contaban con una educación digna, y con reconocimiento social, Juárez decide entrar al seminario de Santa Cruz, dónde se cultivó, teniendo notas de excelencia. Tiempo después abandona el seminario para ingresar a la carrera de Jurisprudencia donde obtiene su título de abogado en 1834.

Personaje que ocupó cargos muy importantes, entre otros: fue Gobernador de su Estado y, posteriormente, Presidente de la República, encabezó la lucha contra la intervención francesa y el Imperio de Maximiliano. Protagonista que dio prestigio al país, allende las fronteras. El México que disfrutamos hoy, es el resultado conjunto de los esfuerzos de esos próceres que derramaron su sangre, es la obra gigante de un pueblo y de sus gobernantes; es la historia de nuestras luchas, nuestros sufrimientos y anhelos.

Por su importancia transcribimos las Leyes de Reforma que se promulgaron en Veracruz en 1859, que separaron al Estado de la Iglesia, y fueron como un preámbulo de las instituciones civiles actuales:

-Ley que nacionaliza los bienes y propiedades del clero.
-Ley que suprimió las órdenes monásticas.
-Ley que creaba el Registro Civil.
-Ley que secularizó los cementerios.
-Ley que concede libertad general de cultos.
-Ley que otorgaba la libertad de imprenta.
-Ley que secularizaba los hospitales y las instituciones de beneficencia.
-Ley que reglamenta la instrucción pública.

Por él sabemos que la palabra ayer dictada con afanes libertarios y hoy al amparo de las libertades que garantiza la ley, cumple con su más importante cometido, cuando se instituye en factor de la dignidad humana, del bien común, de la justicia social, así como del mejoramiento constante de las instituciones; en síntesis, cuando responde a objetivos humanistas, creando o señalando mejores condiciones de vida para el hombre. Dentro del favorable clima de la libertad.

“El Benemérito de las Américas” expresó: “Entre los individuos como las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.

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