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S u padre lo nombró Rolihlahla Mandela, que en Xhosa (idioma bantú, una de las once lenguas oficiales de Sudáfrica) significa literalmente “arrancar una rama de un árbol”, pero en el lenguaje coloquial su significado es bastante diferente y se aproxima más a “revoltoso”. Él nunca creyó que un nombre fuera la predestinación del destino. Fue hasta que, en sus primeros años de escuela, una maestra le cambiara el nombre para que a los británicos se les facilitará la pronunciación; Nelson fue el nombre elegido y el mundo lo conocería no sólo por éste, si no por su incansable lucha contra la opresión racial.

Nelson Mandela, apodado como Madiba, nació el 18 de julio de 1918, en Mvezo, Provincia Cabo Oriental, Unión Sudafricana. Fue abogado, político, activista, filántropo, escritor y pensador. La vida del Nobel de la Paz estuvo curtida de desazones, de una lucha incansable contra el apartheid, que es un sistema político y social de segregación racial, entre blancos y negros, este sistema se instaló en la República sudafricana y otros estados sudafricanos.

Mandela viajó por todo su país, alzando la bandera de la paz, de la no violencia, como protesta de manera pacífica contra la discriminación racial. En 1960, después de la masacre de Shaperville, donde las fuerzas policiales atacaron a personas que protestaban contra el apartheid dejando un saldo de 250 muertos y heridos, comenzó una pugna directa contra el Gobierno, esto le valió 27 años de prisión. Fue juzgado por sabotaje, traición y conspiración, lo condenaron a cadena perpetua, librándose de milagro de la pena de muerte. Este tiempo en prisión le sirvió al líder político, no sólo como trampolín para su carrera de pensador y escritor, su lucha contra la segregación racial lo convirtieron en un símbolo para la comunidad internacional.

En 1990 fue liberado con el espíritu intacto de justicia, y comenzó una negociación con el Gobierno para que se sustituyera el apartheid por una democracia. Su incesante lucha lo llevó a recibir en 1993 el premio Nobel de la Paz, y un año después el mundo entero presenció la subida al poder de un hombre de color, que luchó por los derechos raciales de una Sudáfrica oprimida por el racismo. La educación, la vivienda, el desarrollo económico, iniciativas políticas que no estaban destinadas para la comunidad de color, Mandela las impulsó y les dio cabida dejando en claro que la paz y la justicia social eran prioridad. Dejó la presidencia en 1999, sin embargo, su voz siguió siendo referente en el mundo entero. El 5 de diciembre de 2013 falleció víctima de una infección respiratoria aguda a los 95 años.

“Ser libre no es solamente desamarrarse las propias cadenas, sino vivir en una forma que respete y mejore la libertad de los demás”. “La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo, luchar contra la pobreza no es un asunto de caridad, sino de justicia”, expresó Nelson Mandela. 

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