Sobrecarga informativa en nuestra mente

Hugo Espósitos: Sobrecarga informativa en nuestra mente.

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Hoy en día, nuestros cerebros están más ocupados que nunca. Antes de la invención del televisor, el flujo de información que recibíamos era bastante manejable. Pensémoslo: la mayor parte del día, nuestro cerebro estaba ocupado asimilando información del entorno, como las conversaciones con amigos, el sonido de la naturaleza o los libros que leíamos. Pero ahora, vivimos en un mundo saturado de datos. De hecho, se estima que cada día absorbemos una cantidad de información equivalente a 34 gigabytes, lo que sería como leer 100 mil páginas. ¡Eso es como si nuestro cerebro estuviera en una maratón informativa constante!

El primer efecto de esta inundación de información es sobre la salud mental. La exposición constante a estímulos digitales puede provocar ansiedad, estrés y fatiga mental. Cuando nuestros cerebros tienen que lidiar con un aluvión de datos, pueden sentirse abrumados, lo que genera un estado de alerta permanente. Esta sobrecarga cognitiva se traduce en dificultades para concentrarse, tomar decisiones y recordar información importante.

Imagina que estás en una fiesta: el ruido de la música, las conversaciones, los flashes de las cámaras y las redes sociales que te bombardean con mensajes. Es difícil seguir una charla cuando todo a tu alrededor compite por tu atención. Este es el estado en el que muchas personas se encuentran a diario en el mundo digital. La sobrecarga informativa puede activar el estrés cognitivo, lo que dificulta que nuestro cerebro evalúe y procese la información de manera efectiva.

La toma de decisiones es una de las áreas más afectadas por la sobrecarga informativa. Cuando estamos rodeados de datos y opciones, puede resultar complicado evaluar qué es lo más relevante. Este fenómeno, conocido como parálisis por análisis, puede llevarnos a dudar en elegir incluso entre opciones sencillas. ¿Quién no ha pasado más de una hora tratando de decidir qué película ver en Netflix? Es como si estuviéramos en una tienda de dulces, pero todos los sabores son tan abrumadores que terminamos saliendo sin comprar nada.

Las heurísticas, esos atajos mentales que utilizamos para simplificar la toma de decisiones, pueden ser útiles en este contexto. Sin embargo, cuando estamos sobrecargados de información, estas heurísticas pueden fallar, lo que lleva a decisiones menos acertadas. La presión de procesar tanto puede hacer que tomemos decisiones apresuradas o basadas en información irrelevante, lo que no siempre es lo mejor para nosotros.

Desde un punto de vista neuronal, la sobrecarga de información puede afectar varias áreas del cerebro. La corteza prefrontal, que se encarga de las funciones cognitivas superiores, se ve particularmente afectada. Cuando se sobrecarga, puede volverse menos eficiente, provocando fatiga mental. Además, el hipocampo, responsable de la memoria y el aprendizaje, puede tener dificultades para formar y recuperar recuerdos cuando estamos abrumados por datos innecesarios.

La exposición continua a la información digital también altera la liberación de neurotransmisores, como la dopamina y la serotonina, que regulan nuestras emociones y sensaciones de bienestar. A medida que nuestra atención se dispersa, nuestras recompensas mentales se vuelven menos satisfactorias, lo que puede llevar a patrones de búsqueda de gratificación instantánea en lugar de decisiones más saludables y reflexivas.

Estamos en un momento donde el cerebro humano enfrenta un desafío monumental: gestionar un torrente de información que no cesa. La sobrecarga de datos no solo impacta nuestra salud mental y nuestra capacidad de tomar decisiones, sino que también puede alterar la química de nuestro cerebro. Por lo tanto, es crucial encontrar formas de desconectar y priorizar lo que realmente importa. La próxima vez que te sientas abrumado por la información, recuerda que a veces, menos es más. Apaga las notificaciones y date un respiro. Tu cerebro te lo agradecerá.

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