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En una conferencia del Dr. Víctor Küppers, una persona del público -profesor de escuela secundaria- le preguntó que cuál consejo le podía dar a los jóvenes para ser felices.

La respuesta fue simple: enséñeles a desarrollar la bondad.

El Dr. Küppers, profesor de la Universidad de Barcelona, es también escritor y entre sus más notables libros desarrolla la importancia de la actitud, el optimismo y el liderazgo; comparte la psicología positiva que autores como Martin Seligman o Steven Covey han propuesto.

Casado y con dos hijos, comenta que a ambos les ha inculcado que es más importante ser buenas personas que cualquier otro valor, ya que este lleva implícito otros valores importantes.

Las personas buenas, aquellas que son capaces de compadecerse ante las necesidades de los demás y que tratan en las medidas de sus posibilidades de influir positivamente en la vida de quienes le rodean tendrán muchas más razones de sentirse felices y satisfechos con lo que hacen en su vida.

La famosa frase de Martin Luther King dio pie a muchas de sus reflexiones: “Nuestra generación no se habrá lamentado tando de los crímenes de los perversos, como del estremecedor silencio de los bondadosos”, y es que sabemos que en el mundo son muchas más las personas buenas que las que no lo son, sin embargo, es su pasividad lo que puede convertirse en un factor negativo.

¿Por qué enseñar a ser bondadosos? Porque la bondad trae consecuencias muy favorables. Luchar para ser buenas personas va marcando el sentido de nuestras vidas, nos motiva cuando apreciamos lo que podemos hacer por mejorar la vida de los demás y lo ponemos en práctica, veremos que el mundo se ve de otra manera, nuestras acciones pueden invitar a otros a hacer lo mismo y con ello colaborar al círculo virtuoso de la bondad.

Quejarse menos y hacer el ejercicio de ver las cosas positivas que tenemos antes que ver lo negativo nos ayuda a vivir mejor y más acorde con las circunstancias que se nos van presentando.

A la bondad le añade vivir con alegría, pues la vida es mucho mejor cuando vivimos con sentido del humor, una persona alegre genera menos conflictos y esto no quiere decir que la vida no nos presente dramas, siempre estarán allí, por ello a vivir con optimismo se aprende; la neurociencia nos ha demostrado que es posible a cualquier edad por la plasticidad del cerebro, antes esto no se conocía pero ahora ya ha quedado demostrado.

El sentido común está detrás de la psicología positiva, no debemos dejar de luchar por conseguir ser buenas personas, se nos invita a no perder nunca la esperanza porque esto marca también nuestra actitud, no será fácil, el entorno nos podría hacer decaer, pero siempre será mejor luchar contracorriente y vivir con alegría pues nos ayuda a desarrollar el esfuerzo, al final conseguimos cambiar el carácter, nuestra manera de ser y sabremos que habrá valido la pena cada minuto de esta lucha titánica. Nuestro corazón podrá así rebosar de felicidad por la tarea bien cumplida.

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