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El pasado domingo, miles de mexicanos a lo largo y ancho del país salieron a pedirle al Presidente de México respeto por la democracia y que saque las manos del proceso electoral. Quienes por alguna razón no pudieron estar presentes en las plazas participaron dando su apoyo en las distintas redes sociales, con lo cual el movimiento sumó a muchas más personas.

No es poco lo que nos jugamos los mexicanos en las elecciones que están por venir el 2 de junio, será el proceso electoral más importante de la historia, pues elegiremos unas 19 mil candidaturas: Presidente, nueve gobernadores, representantes en las cámaras legislativas federales y estatales, alcaldías, etc.

Las notas alusivas a este evento estuvieron presentes en todos los periódicos, las fotos dicen más que mil palabras: hay una gran porción de ciudadanos que no estamos de acuerdo con las políticas de este Gobierno, no nos están llevando a buen puerto y las razones de nuestra inconformidad distan muchísimo de las razones que acusa el Presidente, no somos hipócritas, no nos disfrazamos de demócratas, ni refrendamos fraudes electorales, no somos ricos y tampoco estamos “ardidos” por haber perdido ciertos privilegios; el mandatario habla de los mexicanos que se expresaron en las calles como si fuésemos de alguna clase privilegiada, y habría que comentarle que al contrario, el retroceso en este sexenio de quienes habían logrado construir un mejor futuro con su trabajo se ha venido abajo.

Para demostrar este hecho baste recurrir al Inegi, en su estudio “Cuantificando la Clase Media en México 2010-2020”, en la estratificación de la sociedad en el año 2010 se consideraba que el 1.7% de la población pertenecía a la clase alta, el 39.2% a la media y el 59.1% a la baja.

Para cuando Morena entró a la Presidencia en el 2018, la clase alta representaba el 1.5% de la población, la media se había incrementado al 42.7% y se logró reducir la baja al 55.8%; es decir, se notaba un avance en el bienestar de la población con la disminución de la pobreza, así recibió el país la 4T… y ¿cómo estamos ahora? Al 2020, en el estudio en comento la clase alta se redujo al 0.8% de la población, la media se contrajo al 37.2% y el incremento alarmante de la clase baja no tiene precedente siendo el 62%.

Al 2024 las cosas no han estado mejor, seguimos sin salud para todos, sin trabajo digno y bien remunerado, sin educación de calidad y con índices elevados de violencia, inseguridad, corrupción e impunidad como nunca antes.

Aquí podemos ver de forma clara cómo su opción por “primero los pobres” es ver al país empobrecido (lo está logrando) y aunque nos diga que con “sus” apoyos los está ayudando, las estadísticas nos enseñan otros datos.

En sus mañaneras, el Presidente se ha dedicado a burlarse abiertamente de la clase media, nos ha llamado “clase medieros”, “arribistas”, “aspiracionistas” y cualquier cantidad de adjetivos ofensivos, como si aspirar a tener mayor bienestar (no ser ricos) fuera algo malo.

Queremos que la pobreza del país se acabe y que todos los mexicanos puedan conseguir un mayor bienestar, por ello luchamos por nuestra democracia y salimos a las calles a expresarnos.

La clase alta de México no necesita nada, el Presidente les ataca como si representaran una mayoría, pero que quede claro: somos todos los demás los que queremos que México cambie y por ello se señala el mal Gobierno que hoy tenemos.

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