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Esta semana sabremos con más certeza los resultados de las elecciones del 2 de junio y desde esta columna felicitamos a todos los ciudadanos que ejercieron su derecho al voto y más aún a aquellos que colaboraron en las casillas como funcionarios u observadores, pues la jornada terminó para muchísimos de ellos en la madrugada después del conteo de los votos.

El pasado lunes para algunos fue de una enorme alegría por el resultado, que los conteos rápidos arrojaron, ya que sus candidatos se proclamaban como potenciales ganadores; pero no así para quienes los resultados no fueron favorables y lamentablemente a nivel general persiste un enorme grupo para quienes el rumbo del país le es totalmente indiferente pues en promedio no salió a votar un 40% de los mexicanos.

El Instituto Nacional Electoral le da la virtual victoria de acuerdo al avance de sus conteos rápidos a Claudia Sheinbaum y podemos creer que así será toda vez que su contrincante más cercana Xóchitl Gálvez ha reconocido su derrota, aceptando que sería poco probable remontar la diferencia porcentual.

De modo que ya podemos afirmar sin temor a equivocarnos que una mujer nos gobernará por primera vez y que es casi seguro que su nombre es Claudia.

A ella le recordamos que cuando ocupe el puesto tendrá que velar por todos los mexicanos y deseamos que realice su labor con la responsabilidad y sabiduría que el encargo le demanda, buscando el bien común del pueblo mexicano que hoy se encuentra dividido, enfrentado, amenazado, inseguro, carente de salud, de oportunidades de trabajo y de una mejora continua en la educación.

No son pocos los retos para que pueda acabar con la violencia y que la justicia se logre con mayor eficacia, contamos con que el estado de derecho prevalezca y se siga fortaleciendo la democracia.

Hacemos oraciones para que elija en su gabinete a personas profesionales y capaces que estén a la altura de los desafíos del país, México es mucho más que su clase política.

Hacemos votos también para que cambie la estratificación social de nuestra patria y se fortalezca la clase media que según el Inegi ocupa un 34% de la población y que la clase baja que hoy es la mayoría en el país siendo un 60% pueda salir de la pobreza y engrosar las filas de la clase media para tener un país más fuerte, con mejor poder adquisitivo y oportunidades reales para hacer de este México el país grande que siempre ha sido.

Para quienes confiamos en Dios, sabemos que su Providencia no se equivoca en sus designios, poque Él puede apartar todo lo que pueda causarnos daño y concedernos lo que sí nos ayude y muchos mexicanos creemos en Él.

México también está en manos de nuestra Morenita, la Virgen María de Guadalupe que eligió esta tierra para hacer de ella su casa en la tierra.

Tenemos un nuevo cielo, muy posiblemente se estará pintando de guinda, pero sepamos que Dios no se muda, y que estar en manos de nuestro Señor significa que las cosas quizá no se lleven a cabo conforme a nuestros deseos, sino que Él quien tiene la última palabra nos ha de dirigir para sacar de cada uno lo mejor.

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