Comunicación del ayer y el hoy

Jacinto Herrera León: Comunicación del ayer y el hoy.

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Hoy, más que nunca, es preocupante la transición acelerada del modelo tradicional de comunicación, con toque humano, presencial y plagado de emociones, a las modernas plataformas digitales que privilegian la inmediatez, cual frías e impersonales relaciones. La pandemia tan solo fue la cereza en el pastel, que con justificado distanciamiento, aislamiento y poco tacto entre semejantes, le abonaron a lo que venía sucediendo desde los años 90. Como resultado tenemos cambios conductuales y dificultades cuando de comunicación efectiva se trata. De la noche a la mañana se desdibujan postales de otrora época, como el ir al parque, agarrados de la mano, caminar con tu pareja o participar activamente con nuestros hijos.

¿Te has dado cuenta cuánto nos aísla la tecnología?, sólo basta ver a una familia que viaja en carretera, el papá maneja y escucha la radio o habla por su celular (eso sí, con manos libres), la mamá no se despega de la laptop, mientras los hijos están atrapados por algún juego del ciberespacio. Nos horrorizamos y satanizamos este actuar, siendo nosotros quienes provocamos el aislamiento inter-personal y, cual jueces ciegos, recriminamos a los niños que tan solo imitan las acciones y el comportamiento de los adultos. ¿En el trabajo es diferente?

Baste lo anterior para exhibir el retroceso cuando de relaciones humanas hablamos. Hoy, más que nunca, añoro el obligado domingo familiar con mis padres o abuelos, donde reíamos, contábamos experiencias y por ende se fortalecía el vínculo fraterno. Por otro lado, y si de medicina hablamos, nos obligaban a utilizar lenguaje coloquial y asequible al momento de atender algún paciente, explicarles sobre su enfermedad y precisar instrucciones para cumplir con su tratamiento eran un arte. ¡Ah!, por cierto, ¿se acuerdan cómo dábamos los buenos días hasta al “cochero” y brindábamos una sonrisa a quien se atravesara en nuestra camino? Ahora ni saludan a sus mayores, jefes, subalternos o iguales.

Hoy, si tenemos suerte, podremos “charlar” con los hermanos y familia a través de un mensaje de WhatsApp o Facebook. Toda la vida estamos corriendo, no tenemos tiempo para sentarnos y lograr que nos escuchen y entiendan los hijos, pacientes o compañeros de trabajo.

Los avisos escolares llegan por internet al igual que las calificaciones. Cuando el enfermo nos pregunta o increpa sobre determinada indicación para recobrar la salud, le respondemos: “está escrito claramente en su hoja de egreso”, o “véalo en su receta”.

¿Qué está pasando? Pues se nos está olvidando que la comunicación implica sentimientos, lenguaje corporal, tonos de voz, entorno, vivencias, matices y calor de la voz humana. No destruyas uno de los últimos remansos que separan al ser humano de los animales inferiores. Busquemos de forma impostergable ese equilibrio humanotecnológico y usémoslo como herramienta de construcción para el progreso, evadiendo tendencias destructivas. 

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