|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Recientemente nos vimos inmersos en un proyecto colectivo que llevó implícito esfuerzo, dedicación y numerosas horas, con el afán de alcanzar el objetivo, con visión a futuro y de beneficio colectivo; por lo que habiendo terminado el mismo, me permito hoy disfrutar del aire fresco y la tranquilidad que transmiten las verdes plantas del jardín. En el horizonte languidece el día, invitando a no perder la esperanza de un nuevo amanecer. Pues bien, amigo lector, a muchos de nosotros ante la sumatoria de los años, el Creador nos ha dado la oportunidad de transitar por el otoño de la vida. Tal y como veremos, la salud mental y personal es una necesidad.

Durante décadas vivimos sin reparar en el mañana, nos comportamos cual seres inmortales, donde los consejos y recomendaciones son cosa de viejos. La madurez nos facilita juzgar con mano prudente, sin postura inquisitoria, que contrasta con el comportamiento intransigente e irreflexivo que caracteriza a no pocos mozalbetes impetuosos. El actuar con madurez –más allá de lo esperado-, es parte de lo que llamamos plasticidad cerebral. Pertenezco a una generación privilegiada, cuyos cambios sentaron los cimientos del actual momento, bueno o malo, no lo sé, pero los jóvenes moradores, se encargarán de apuntalar o reconstruir el basamento.

Cuando hecho la mirada atrás, mucho me gustaría borrar de mi perecedero transitar, actitudes que todos en algún momento de la vida de forma inconsciente adoptamos, pero que al hacer un alto reflexivo nos lamentamos. Lo pasajero e irrelevante obnubila nuestro pensamiento, pero recuerda, mientras haya vida, aún tienes la oportunidad de enmendar, por lo que aprovecho a manera de pinceladas darte dos recomendaciones:

Te aconsejo practicar la gratitud, detente un momento para valorar las cosas que has recibido. El tener familia, trabajo, casa, amigos etc., es una bendición. Estas cosas las damos por sentado, pero tan solo echar la mirada a tu alrededor podrás percatarte que no muchos las tienen, y eso te hace afortunado y debes dar gracias. Ante lo dictado, deberás practicar la humildad, la prudencia, la paciencia, comprensión y el amor al semejante. Erradica la envidia, intriga, grosería y prepotencia, aprende a perdonar, sé humilde, no seas rencoroso, de lo contrario a la postre te quedarás solo. Lo malo radica en tu ceguera para no corregir el rumbo.

Por otra parte, te recomiendo aprovechar el tiempo, sí, ese elemento maravilloso que no se repone, utilízalo para construir y no para destruir. Aquilata cada minuto y cómo lo distribuyes, evitando descuidar lo básico, como el desearle un buen día al semejante, darle un beso a tu esposa e hijos, realizar la llamada que por pereza pospones a tu tío, madre, abuelo o hermanos. No dejes de construir ilusiones, eso te mantendrá vivo. Multiplica lazos sólidos y date a quienes te rodean, toda vez que si te das, cosecharás y de tus obras se hablará.

Lo más leído

skeleton





skeleton