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Después de agitado día laboral, me tome algunos minutos para recordar buenos momentos y nostálgicamente imaginarme aquellos en los que no he participado de un tiempo a esta parte. Obviamente lo anterior responde a reajuste de dinámica laboral con atribulado devenir, cuyo motor es el deseo de lograr lo imposible. Contrastantemente me está tocando enfrentar una realidad con variados tonos de grises que, a manera de analogía, representan el comportamiento humano, que va desde la lealtad hasta la hipocresía; a caso no les recuerda famoso pasaje de la “Quinta columna”.

Fíjense que la expresión “Quinta columna” se atribuye al general Emilio Mola, al referirse en una locución radiofónica de 1936 al avance de las tropas sublevadas en la guerra civil española hacia Madrid. El general mencionó que mientras bajo su mando cuatro columnas se dirigían hacia la capital había una quinta formada por los simpatizantes del Golpe de Estado, que, dentro de la capital, trabajaban clandestinamente en pro de la victoria patriota (traidores). Misma situación en diferentes escenarios se detectan en Pearl Harbor o en la Rusia de Stalin en 1941.

Cualquier semejanza con la vida laboral o privada es pura coincidencia. Cuantas veces ante la adversidad, más allá de las diferencias en credo o religión, nos unimos para sacar adelante cualquier empresa de beneficio colectivo, y nunca falta el/la egocéntrico, egoísta y traidor, que allende valores, desilusionándonos cual Judas contemporáneo.

Este sujeto ante su falta de principios se convierte en la “Quinta columna”, hace cualquier cosa por quedar bien con el superior, mientras realiza lo imposible por dejar mal al grupo que lo cobija. Muchas veces utiliza argucias que sólo destacan su pusilanimidad. Busca de forma incesante comprar conciencias, a través de la venta de ilusiones, y no falta como siempre, aquel que con grácil verborrea manipula a representantes o superiores. El canto de sirenas sólo puede atrapar al débil de carácter, más allá de su formación o jerarquía alcanzada. ¿Están de acuerdo?

¿Pero cómo detectarlos y saber que a través de manipulación de cifras estadísticas o argumentos falaces estos pequeños y oscuros sujetos llegan a tener el poder o facilidad de engañar a muchos en “poco tiempo”? Nombres sobran en instancias e instituciones que se tambalean, requiriendo valor para evidenciarlos, erradicarlos y desterrarlos. ¿Acaso no la unión hace la fuerza?

Es lamentable ver cómo elementos valiosos buscan cotidianamente con acciones dejar huella a través de consejos y recomendaciones, pero desafortunadamente por ser congruentes con sus convicciones, más de alguno trata de obstaculizar su crecimiento para detrimento del colectivo. Paradójicamente, otros confían en serviles que, como he destacado más tarde que nunca, el oportunismo los atrapa. Dicen no hay refrán perdido: “más vale malo conocido que bueno por conocer”. ¿SERÁ?

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