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S on muchos los que dicen “yo nunca me jubilaré” o “si me jubilo, ¿qué haré en casa?, me fastidiaré y moriré en vida”. Este razonamiento siempre me pareció poco creativo, así que he puesto manos a la obra para enlistar actividades que podemos llevar a cabo en ese maravilloso tiempo que tarde o temprano siempre llega: el retiro o jubilación:

1. Escribe todo lo que se te ocurra, aunque sean estas listas aburridas, y guárdalo, quizá algún día puedas escribir un libro por pequeño que sea.

2. Toma clases de inglés, cierto es que ya viejo cuesta más aprender, quizá lo logres y si no, pues al menos harás reír a la familia con tu pronunciación.

3. Si tienes mascota, juega con ella, sácala a pasear, acaríciala, y si no tienes, felicidades, es horrible tener que estar limpiando popó.

4. Si tienes nietos, déjame decirte que te has sacado la lotería, como dice Catón: “Si hubiese sabido antes lo que es ser abuelo, habría tenido primero a mis nietos y luego a mis hijos”. Tristemente no nacemos sabiendo ser padres, pero la vida nos da una segunda oportunidad, ¡no la desperdiciemos! Los nietos significan nuestra graduación en la vida, sólo con ellos nos realizamos totalmente; juega, juega y juega….

5. Cuida y atiende tu jardín por pequeño que sea, ahí podrás ser testigo de milagros maravillosos, sabrás con que velocidad increíble crece el césped (y los callos de tus manos igual), es precioso apreciar los colores, sentir la tierra mojada y ser testigo de visitas extrañas como arañas, abejas, saltamontes, ciempiés, escarabajos y todo un zoológico de insectos. Si tienes un patio pequeño no te recomiendo plantar limones, naranja agria ni chaya, pues crecen mucho e invaden espacio vital, además tienen espinas peligrosas y la chaya suelta un líquido que, al contacto con tu piel, arde y pica en sumo grado; a menos por supuesto que sepas las oraciones y conjuros que los ancestros mayas dirigían a la chaya y al monte pidiéndole permiso para cortar sus hojas. Si no logras perseverar en esta actividad te recomiendo contratar a un buen jardinero.

6. Te propongo también actualizar tu caja de herramientas, ahora es cuando por fin podrás estrenar ese bonito taladro, el destornillador nuevo, el martillo, el alicate etc. Los desperfectos en casa son como los mosquitos “siempre están allí”, nunca se van del todo, pareciera que el universo doméstico estuviera coludido para fallar y fallar.

7. Si eres madrugador, excelente, entonces sal a caminar, aunque sea media hora, disfruta de tu colonia, barrio o parque, saluda a tus vecinos, pero jamás te detengas, pues podrías caer en el peor enemigo de un jubilado: ¡el chisme! Mejor deja esa parte para la hora del café con tus otros amigos jubilados, ellos ya son expertos en el tema. Si no eres madrugador, despreocúpate, ahora puedes darte el lujo de levantarte a la hora que te de tu regalada gana. Te recomiendo comprarte una caminadora eléctrica, son muy cómodas y aunque llueva podrás hacer tus caminatas en casa, no olvides acompañar siempre con una buena mezcla de canciones de Maná, son lo mejor para hacer ejercicio.

8. Sabemos que en este siglo que vivimos el principal distractor para un jubilado es el teléfono celular, con esa cajita puedes hacer y ver casi de todo, sin embargo, cuando al fin te fastidies de tanto manipularlo, del brillo de la pantalla, de su agudo sonido, cuando te duelan los dedos de tanto textear, entonces, ¡oye amigo!, ¡pon atención!, aún existen aquellos objetos antiguos de hermosas portadas, con historias inolvidables e información eterna e interesante, se llaman: “libros”.

Y ahora, ¡mucho ánimo!, tramita tu jubilación, otro mundo te espera con los brazos abiertos.

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