Sucesión: Transición de bienes, derechos y obligaciones tras la muerte

Jesús Raúl Huerta Rangel: Sucesión: Transición de bienes, derechos y obligaciones tras la muerte.

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El término “sucesión” se refiere al proceso legal por el cual los bienes, derechos y obligaciones de una persona fallecida (el “de cujus”) son transmitidos a una o más personas designadas como herederos.

A la totalidad de estos bienes, derechos y obligaciones se les denomina “herencia”, aunque también existe el concepto de “legado”, que se refiere a una parte específica de la herencia que se transmite a una persona determinada.

El proceso legal de la sucesión se divide en dos ramas principales:

Sucesión Testamentaria

En este tipo de sucesión, la voluntad del fallecido juega un papel fundamental. Mediante un testamento, el “de cujus” puede determinar libremente quiénes serán sus herederos y cómo se distribuirán sus bienes. Esta libertad de elección, aunque amplía la posibilidad de decisiones personales, exige que el testamento cumpla con requisitos legales específicos para que sea válido y se ejecute.

El testamento puede ser público abierto o el testamento ológrafo, cada uno con sus propias características y procedimientos. La correcta redacción de este documento es esencial para evitar problemas legales y conflictos familiares en el futuro.

Sucesión legítima

Cuando una persona fallece sin dejar testamento, o si este es inválido o no abarca todos sus bienes, se activa la sucesión legítima. En este escenario, la ley determina quiénes son los herederos y en qué proporción suceden al fallecido. La normativa legal prioriza la relación familiar, estableciendo un orden de preferencia que va desde los descendientes directos (hijos, nietos) hasta los parientes más lejanos, pasando por el cónyuge y otros familiares.

En ambos tipos de sucesión, es crucial considerar ciertos aspectos:

Los herederos son responsables de las deudas del fallecido, incluyendo el pago de obligaciones alimentarias hacia los acreedores legales de “el de cujus”. Sin embargo, esta responsabilidad se limita al valor de los bienes heredados, lo que significa que los herederos no están obligados a pagar de más de lo que heredan.

Los herederos tienen la opción de aceptar o renunciar a la herencia. La aceptación puede ser expresa o tácita, mostrando la voluntad de aceptar lo heredado; mientras que la renuncia debe realizarse de manera formal.

Importancia de la planificación sucesoria

La planificación sucesoria es fundamental para garantizar que la voluntad del fallecido se cumpla y que su patrimonio se reparta de acuerdo con sus deseos. Contar con un testamento no sólo previene conflictos familiares, sino que también asegura que los herederos puedan acceder de manera justa a los bienes y derechos.

La ausencia de un testamento válido puede conducir a conflictos adicionales entre los familiares, retrasar el proceso de sucesión y crear incertidumbre sobre la distribución del patrimonio. En casos de sucesión legítima, la ley puede no reflejar el verdadero deseo del fallecido, lo que podría provocar frustración y malestar entre los herederos.

La correcta ejecución de la sucesión, ya sea testamentaria o legítima, requiere un enfoque consciente y metódico en la planificación y en la comprensión de las normativas legales. Tomar decisiones informadas no sólo protege los intereses del autor de la sucesión, sino que también favorece a los herederos, asegurando una transición de derechos y obligaciones más armoniosa y eficiente.

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