El último y nos vamos: el tercer debate

Joed Amílcar Peña Alcocer: El último y nos vamos: el tercer debate.

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Con toda seguridad el tercer debate presidencial es el menos esperado en la agenda que el Instituto Nacional Electoral dispuso para la presente contienda política. Hemos visto dos debates con un nivel informativo cuestionable y que distaron de brindar información relevante para la toma de decisión ciudadana sobre el voto. Nada indica que esta situación cambie con el debate de mañana domingo.

Los partidos políticos han transformado a los debates, con la colaboración del INE, en un ejercicio comunicativo de poca utilidad para la sociedad mexicana. ¿Cómo sabemos que para la amplia mayoría de las personas de a pie el debate es irrelevante? Estudiando la variación mínima en las intenciones de voto. Esto nos indica que las ciudadanías no hacen uso de los debates para orientar su elección en las urnas, por lo menos no de manera significativa.

A quien sí le sirven los debates es a la clase política. Para las personas que aspiran a puestos de representación la mesa de debate sirve para consolidar las narrativas sobre las que desarrollan sus programas de campaña, orientando sus discursos a los seguidores ya cautivos. En otras palabras, son espacios privilegiados de promoción y, bajo esa tónica, no pueden responder a otra cosa que no sea la permanente construcción de su imagen frente a los suyos. Se desaprovecha la oportunidad de emitir buenos discursos persuasivos y se abusa del ataque fácil.

Lo que tenemos que reconocer es que los ataques al competidor, más allá de ser ridículos o infundados, son lo único que nos ha permitido ver una postura más espontánea en las candidatas y el candidato. Dicho esto, el tercer debate es una última oportunidad para cambiar la tónica tan decepcionante de este periodo de campañas y encontrar algo de agua fresca en esta contienda tan árida en lo programático y concreto.

Esta es la última oportunidad de Claudia para refrendar su independencia de acción política, tal como dejó marcado en el primer debate. El fuego amigo la llevó a salirse de esa línea, que bien le sentó frente a las criticas iniciales a su condición de candidata del régimen actual. Este debate final será bueno para ella en la medida que refleje que su candidatura es producto de su carrera y muestre independencia, que la tiene.

En el caso de Xóchitl, tiene una oportunidad final para hacer que el buen ánimo que parece acompañarla se refleje en captación del voto. Los saldos positivos en el debate dependerán mucho de que sepa ser contundente en sus propuestas, aceptando la representación política que tiene detrás de ella y sepa integrarlas de manera coherente a su discurso.

Máynez tiene por tercera ocasión el escenario político más importante para presentar su programa político. En el caso suyo, muy lejos de una posibilidad real de ganar la elección, podrá refrendar la legitimidad de su partido como una oposición legítima, sin requerir la adhesión a la otra oposición que es mayoritaria.

Puede ser que nada de esto ocurra en el debate y nos mantengamos en ese mismo tono gris. Pero por si acaso, éste es el último debate y nos vamos, esperemos que a votar.

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