Effy Luz Vázquez, su legado

Joed Amílcar Peña Alcocer: Effy Luz Vázquez, su legado.

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El trayecto de la maestra Effy no puede ser desvinculado de la raíz educativa forjada durante la Revolución mexicana, por ello no sorprende que una de sus preocupaciones más grandes siempre fuera la construcción de una sociedad más justa a través de la educación y la labor docente. Este hecho es evidente en el contenido de su obra escrita, en cuyo nutrido registro de poesía y prosa encontramos tanto un florilegio de imaginación como de evocaciones al compromiso social del magisterio y la función transformadora de la educación.

Escribir no fue una actividad accesoria, por el contrario, fue un reflejo de la vitalidad de su pensamiento educativo. El conjunto de su producción escrita paulatinamente se transformará en testimonio de una literatura pedagógica regional, la variedad de géneros literarios que cultivó son una ventana al habla popular, a las escenas tradicionales en la ruralidad o de la ciudad antes de ser consumida por el voraz desarrollo.

Su libro “El teatro regional en el aula” es una de las muestras claras del valor de su obra como resguardo de episodios de la cultura local que contextualizó la tarea docente de la maestra Effy. Las páginas de esta obra de dramaturgia abrevan de la tradición literaria de las educadoras que ejercieron la creación literaria como acto intelectual y didáctico de largo aliento.

A “El teatro regional en el aula” le siguieron “La literatura yucateca en el aula” y “El mestizaje lingüístico en el aula”. Estos tres textos son una muestra del perfil intelectual de la maestra, esmerada en la construcción de productos textuales que dialogaran entre ellos y fueran útiles a sus colegas de profesión más jóvenes.

La maestra Effy se suma sin titubeos a la herencia cultural escrita legada por docentes de finales del siglo XIX y principios del sigloXX, pues difícilmente exista otra persona integrante del magisterio yucateco que haya desarrollado una labor escritural tan profunda como ella. Dejando de lado sus textos educativos vale la pena mencionar su labor como columnista de prensa en los periódicos Novedades de Yucatán, Por Esto! , La Jornada Maya y el Diario del Sureste, espacios noticiosos en los que dejó plasmadas sus ideas sobre la concordia social, la educación y las labores creativas. A estas tareas debe añadirse su servicio al cuidado de la memoria magisterial estando al frente de las actividades de la Casa de la Historia de la Educación de Yucatán, siendo ya una persona de la tercera edad. Desde ese espacio alentó a un cúmulo de jóvenes profesionistas de las ciencias sociales y las humanidades para asumir el compromiso social de reunir, preservar y difundir la historia de profesoras y profesores, sus escuelas y sus alumnos.

Fue en los años al frente de la Casa de la Historia cuando la maestra Effy entró en contacto con las nuevas generaciones de profesionales de las ciencias sociales del Estado, que con seguridad eran una generación muy diferente a las que ella en su momento conoció como profesora. Antes de suponer un choque generacional, la maestra Effy se mostró como una ágil comunicadora, una persona informada y actualizada, una consejera siempre oportuna y, con ello, logró liderar un equipo que dio resultados que hablan por sí mismos.

La historia de la maestra Effy es la de una intelectual dedicada al magisterio, la de una escritora prolífica y constante, la de una maestra en toda la extensión de la palabra. Pero detrás de las grandes mentes no siempre existen grandes corazones, el caso de la maestra Effy es, para fortuna de todos los que la conocimos, el caso de una intelectual de gran corazón. 

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