Pasar tiempo en la biblioteca

Joed Amílcar Peña Alcocer: Pasar tiempo en la biblioteca.

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La información que resguardan las bibliotecas debe gestionarse de acuerdo al contexto de las necesidades y demandas de sus usuarios, a través de sus consultas marcan la pauta que debe guiar la oferta de servicios y la diversificación de actividades que ayuden a revitalizar la colección bibliográfica. Cuando las bibliotecas integran a las personas como participantes de su desarrollo cumplen gran parte de su función social.

Para que suceda lo anterior debemos dejar de pensar que la biblioteca sólo es útil para leer e investigar, no debemos confinar su utilidad a tareas concretas que no siempre corresponden a las necesidades reales de nuestra comunidad. Creemos que las bibliotecas, los archivos o los museos compiten solamente con el internet, entonces, ¿qué podemos decir cuando el usuario prefiere ir al cine que al ciclo de documentales o películas que la biblioteca ofrece?, ¿qué opinamos de la preferencia que hay de ir a leer a parques y no a los espacios que la biblioteca dedica a la lectura informal?, ¿por qué los usuarios prefieren pagar por cursos de capacitación en herramientas web y no asistir a los que oferta la biblioteca de manera gratuita?, ¿son también las plazas comerciales o las agencias privadas de capacitación en tecnologías, entre otros, competidores de las bibliotecas? Claramente no lo son en lo estrictamente relacionado a servicios de información, pero sí son competidores (que nos llevan ventaja) en ofrecer opciones de entretenimiento y esparcimiento.

Los usuarios no están dispuestos a invertir tiempo lúdico en la biblioteca, pesa mucho el consabido “¡Shhhhhh!” que llama al silencio. La actitud que se toma frente al usuario evita que él se apropie de los espacios bibliotecarios, le enseñamos que son lugares para hacer algo (leer, investigar) y no para estar. Si alguien va a la plaza comercial no tiene que comprar necesariamente un producto, algunos van al cine solo para comprar palomitas de maíz, entonces, ¿por qué creemos que el usuario que va a la biblioteca, de cajón, debe tomar un libro para leer? o ¿por qué pensamos que el que va a la biblioteca a hacer uso del internet o sus sillones no la está usando bien?

Las bibliotecas son espacios de creatividad, reunión social, entretenimiento, relajación, trabajo, estudio y descubrimiento, claro que esto solo es posible cuando el usuario aprende a verla como suya. Las organizaciones públicas de clara vocación cultural o educativa deben fomentar que el usuario pierda el temor de hacer uso libre de la biblioteca. La ciudadanía, los usuarios, deben sentir que es un verdadero espacio público a su servicio y disposición.

Nuestros centros de información pueden ser una opción más de entretenimiento o un lugar de reunión, donde la información sea intermediaria para propiciar el aprendizaje lúdico y el aumento de la productividad. Cuando los bibliotecarios aprendamos que las bibliotecas son un lugar para estar veremos las grandes oportunidades que tenemos para dinamizar nuestro espacio laboral, solo así lograremos atraer a usuarios que buscan nuevos esquemas en las bibliotecas y que estarán dispuestos a apropiárselas, usarlas y pasar tiempo en ellas.

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