La fiesta tradicional de Yaxcabá en el siglo XIX (y II)

Joed Amílcar Peña Alcocer: La fiesta tradicional de Yaxcabá en el siglo XIX (y II)

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Las fiestas tradicionales no tardaron en abandonar su carácter religioso para volverse negocios de temporada. Por razones lógicas la iglesia brindaba el motivo de la festividad, pero no sería del culto religioso de donde saldrían los bailes, corridas y comerciantes que animarían los días de celebración comunitaria. Para cubrir los requerimientos de organización e iniciar los preparativos se instalaba un comité de vecinos que asumía la gran responsabilidad de traer al pueblo corridas dignas, bailes entretenidos y “puestos” con mercancía atractiva.

La prensa fue un medio de difusión muy importante para las fiestas que se organizaban a lo largo de todo Yucatán, comité que se respetaba compraba un espacio publicitario para dar a conocer los pormenores de las compañías taurinas y orquestas que serían la delicia de los enfiestados. El comité de Yaxcabá hizo lo propio, eligió las páginas de “El Eco del Comercio” para publicar su anunció el mes de marzo de 1892, en el que invitaban a su “ruidosa fiesta” que:

“Dará principio el 28 de Abril próximo por la noche con el tradicional baile de vaquerías, que se repetirá el 29 a medio día. Los días 30 de Abril, 1º y 2 de Mayo habrá bailes de etiqueta, corridas de toros en que se lidiarán los mejores de esta demarcación, por una compañía mexicana, y funciones religiosas, terminando el día 3 con la procesión. Amenizarán estos actos dos orquestas, la de Tixmehuac y la de Sotuta, esta última bajo la inteligente batuta de D. Eusebio Díaz. Los vecinos de esta población animados del deseo de ver lucida la referida fiesta, que para lograrlo no ha omitido sacrificios, invitan a todos los habitantes del Estado para que la honren con su presencia, estando en la inteligencia que encontrarán muy buena acogida”.

Una fiesta para todo Yucatán, tal era la meta de los vecinos de Yaxcabá. El registro memorístico sobre la fiesta del pueblo no permite afirmar que este objetivo se cumpliera. Para 1895 la fiesta inició una semana más tarde, no ofrecía información sobre la orquesta que tocaría los sones para la vaquería o el baile de etiqueta, anunciaba corridas del 9 al 11 de mayo. Esta ocasión la “gran fiesta de Yaxcabá”, como la llamó el comité que la organizó, no se realizó con tanto bombo y platillo. El siglo XX llegó, la fiesta se volvió un evento de pretensiones y alcances locales.

Al día de hoy la fiesta es, para muchas personas, el momento de espabilar, de colgar el recato de las semanas previas y despedir las breves vacaciones de primavera. Así como ésta hay varias fiestas en el Estado, fiestas veteranas, de años de gloria y aspiración. Es una fiesta más que motiva a los visitantes a platicar sobre el avance del pueblo que los recibe o sobre el estancamiento del lugar de donde vienen sus familias. Tiempo de conversar con la familia “turista” sobre la vida que aquí transcurre. Para otros la fiesta es el momento para recordar, precisamente, que el pueblo y parte de su familia ahí está.

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