Jóvenes, algunos riesgos de hoy

Jorge Catillo Canché: Jóvenes, algunos riesgos de hoy.

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La vida de hoy, tan rápida y de tanta exigencia social, hace que muchos no tengan o parezcan tener tiempo para reflexionar sobre la importancia de cuidar su salud integral, física, emocional y, para los creyentes, la espiritual.

Hablemos de los jóvenes, por su propia etapa de vida el horizonte es disfrutar el aquí y ahora, en particular quienes pertenecen a las clases medias y altas, ante su bienestar económico -por lo mismo la gran mayoría solo estudian- acuden con gran frecuencia a los negocios que abundan por toda la ciudad, incluido el Centro Histórico en los antiguos barrios de Santiago y Santa Ana, que les ofrecen el atractivo de la música, las bebidas embriagantes, una posible convivencia con turistas, sobre todo extranjeros, y la seguridad que ofrece la vigilancia constante de la policía meridana y estatal.

Otros, en cambio, los de la clase trabajadora, que también estudian, aunque son menos, si llegan al Centro de Mérida, acudirán por su economía a los establecimientos como las cantinas y lugares ubicados principalmente en el sur, o se conformarán con usar su tiempo libre para la ingesta de dichas bebidas en sus colonias y fraccionamientos.

Ahora bien, a pesar de sus diferencias sociales, económicas y culturales, cuántos jóvenes de esos diversos estratos de la sociedad se convertirán en alcohólicos y alcohólicas o se volverán dependientes de otras drogas. Cuántas muchachas se embarazarán a temprana edad y se verán en el dilema de tener o no al ser que se gesta en su vientre por la presión social de creencias religiosas e ideas modernas, o adquirirán unas y otros enfermedades venéreas por ignorancia o una libertad sexual mal entendida. Cuántos perderán la vida por un accidente automovilístico, caerán en depresión y ansiedad, o atentarán contra su vida, por no poder gestionar sus fracasos o alcanzar el bienestar engañoso que la mercadotecnia permanentemente ofrece con el disfraz de la adquisición de bienes materiales.

¿Qué explicación hay para que cada vez más jóvenes encuentren en esas salidas de fin de semana al “antro” o reunirse en otro lugar para la bebida, casi su único disfrute? Como no tengo una sola respuesta, propongo al lector o lectora las siguientes; unos sólo siguen el mismo camino familiar donde la ingesta de alcohol se ha naturalizado en todas sus reuniones sociales del año, incluso en las fiestas infantiles. Algunos más, desde muy pequeños, han quedado en manos de cuidadoras que a pesar de todo el cariño que les prodigan nunca podrán sustituir el tiempo que los padres y madres deberían darles y ya adolescentes buscarán llenar los vacíos en la amistad y convivio con los amigos. Para otros, en cambio, es el medio encontrado para seguir con el peso de un trabajo extenuante y mal remunerado pero inevitable para ayudar en la economía de casa.

La familia, del tipo que fuera, ciertamente es la célula de la sociedad, pero no está aislada de ella, por el contrario, se verá siempre impactada por decisiones de gobernantes, políticos y empresarios, los ciudadanos debemos estar conscientes de ello. Sólo así ayudaremos a construir generaciones más libres y sanas. 

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