Foucault: el poder y la naturaleza humana

José Luis Ripoll Gómez: Foucault: el poder y la naturaleza humana.

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

El 25 de este mes se cumplió un aniversario más del fallecimiento de uno de los pensadores más influyentes del siglo XX, Paul-Michel Foucault. Estudió las relaciones sociales y las determinó como vínculos de control, como conductas dominantes e impuestas por quienes ostentan el poder.

Foucault fue un autor de su siglo. Personalidad digna de análisis, se potencializa una vez superada su aceptación de su orientación homosexual, incluso, se dice que pensó en el suicidio. Era una época difícil, la homosexualidad era considerada como una degeneración mental. Nace en Francia en 1926 y muere en 1984 víctima del virus de la inmunodeficiencia adquirida. Resulta irónico que haya muerto de una enfermedad de la que él mismo decía que era invento de los gobiernos para contener ciertas conductas sexuales como la de los homosexuales. No olvidemos que esta enfermedad originalmente fue etiquetada y se creía que atacaba sólo a personas que tenían esas orientaciones.

Imposible resulta en la actualidad pensar en el tema de la sexualidad sin considerar a Foucault. Se interesó por analizar la historia de la sexualidad humana. El comportamiento “normalizado” por las sociedades posmodernas para entender la sexualidad, como un comportamiento de poder. Aborda el tema de la conducta de las personas en los baños públicos como mecanismos estereotipados en el comportamiento social.

Estudioso de la sexualidad, nunca hizo referencia al término personas “no binarias”. Este concepto es propuesto por primera vez en 1990 en la obra El género en disputa de Judith Butler. ¿Será acaso un concepto que sobrepasa la lógica y la coherencia humana?

Es también un autor que analiza la desconfianza en casi todos los temas sociales. No olvidemos que la dicotomía confianza-desconfianza es un común denominador en la vida social de los pueblos, incluido el de nosotros los mexicanos. “No confíes del caballo troyanos, algo pasa, temo a los griegos, incluso cuando ofrecen dones”, dice Virgilio analizando La IIíada de Homero.

En nuestro país la desconfianza es tema central de nuestro sistema jurídico-político. La propia Constitución política federal está redactada con base en la desconfianza. La lógica de pesos y contrapesos del poder público está basada también en desconfiar. Foucault se constituye como el autor que desconfía en quienes nos proporcionan supuestas medidas de confort, así como en las instituciones que existen dentro del Estado. Fue un gran admirador de Friedrich Nietzsche, se maravilló con su ironía y sus metáforas en Zaratustra.

Hoy resulta insalvable analizar los comportamientos humanos sin soslayar la “normalización” de las conductas en ambientes dominantes que se vuelven invisibles. Es decir, no se dudan de ellas y, por lo tanto, se consideran como “normales”.

Estoy convencido de que Foucautl ¡no ha muerto!, sigue entre nosotros discutiendo con pasión sobre el poder y la naturaleza humana.

Lo más leído

skeleton





skeleton