Diferencias entre empresario y gobernante
José Luis Ripoll Gómez: Diferencias entre empresario y gobernante.
Es innegable que en México los empresarios han jugado un papel importante en el desarrollo del país. Nadie duda de su aportación al crecimiento económico. Quizá tratándose del desarrollo sea el aspecto débil de esta participación. El empresario no persigue distribuir la riqueza, al contrario, la concentra en “sus manos”.
Manuel Gómez Morín, Luis H. Álvarez, Abel Vicencio Tovar y Efraín Gómez Luna, entre otros, configuraron históricamente la participación de los hombres de negocios en las cosas públicas del país. Desde finales de los años 30 algunos integrantes de la clase empresarial mexicana, sintiéndose relegados de la vida política, deciden constituir un partido político de “acción nacional”. Primero fueron minorías en las diferentes legislaturas del Congreso de la Unión, hasta lograr una gubernatura en Baja California con Ernesto Ruffo Appel, luego ganaron varios estados y la presidencia de la República.
En Yucatán tenemos un Gobierno empresarial. Su visión es de hacer negocios. Considera y se conduce bajo la óptica de que la función primordial de un gobernante es generar a como dé lugar empleos, sean bien o mal pagados. Como aquella corriente económica que enaltecía el pauperismo. Todos los días nuestro Gobernador se reúne con empresarios para realizar análisis FODA (fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas en los negocios). Es verdad que lo que la mayoría de los humanos necesitamos son empleos generados por empresas privadas. Empero no solamente se debe procurar esto. Hay muchos aspectos fundamentales dentro de nuestras sociedades que son importantes atender: la justicia social, el desarrollo económico vinculado a una justa distribución de la riqueza, la educación, la cultura, el desarrollo ordenado de las ciudades, la ecología y el deporte, entre otros. En estos rubros la visión del gobernante está flaca.
Para nuestro mandatario en Yucatán, los gobiernos deben generar condiciones para los negocios, visualiza el poder o gobierno, de la misma forma como lo definía Marx: “un grupo de personas que cuidan los intereses de los capitalistas”. En sus viajes empresariales a Europa y Asia, el gobernante yucateco entiende su función como una oportunidad de establecer condiciones para generar negocios mercantiles bajo la lógica de la ganancia.
Con los empresarios se siente como “pez en el agua”. Sabe de sus visiones. Sus discursos se asemejan al de los hombres de negocios que otorgan graciosas concesiones de solidaridad con los pobres. A estos los abraza y se deja tomar selfies por doquier. Cuando alguna mestiza posmoderna le solicita foto, sonríe, sabedor de su carisma y su alegre sonrisa. Se muestra vulnerable, al alcance de todos. Sin embargo, cuando escucha algún discurso, mira desconfiado, los analiza y le otorga más valor al lenguaje corporal que a las palabras. Sabe, por ejemplo, que el cultivo de Andrés Manuel hacia él, no es genuino, sin embargo, juega a creerle. Se deja seducir a sabiendas que es mentira. No es lo mismo ser empresario que “Hombre de Estado”. Los primeros tienen por teleología constituir exitosos negocios, en cambio, gobernar es procurar la justicia social, llevar a cabo la milenaria idea de la solidaridad con los más pobres.