Sociedades del espectáculo

José Luis Ripoll Gómez: Sociedades del espectáculo.

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Lo mejor es salir de la vida como de una fiesta,
ni sediento ni bebido.
Aristóteles

El gran tema de la filosofía es el binomio vidamuerte. ¿Qué es la vida y cómo se vincula ese concepto con el tema de la muerte? Platón cuestionó: “Acaso el amor a la sabiduría. ¿No es una iniciación ante la muerte?”. Para llevar una vida armónica es aconsejable no caer en excesos. La mesura ante todo. La vida hay que saberla vivir con ponderación. Se dice que “todos los excesos son malos”. Los términos medios suelen establecerse como virtuosos. Finalmente, como sostiene Heráclito de Efeso: “Dios es día y noche, invierno y verano, guerra y paz, abundancia y hambre”. En todas estas circunstancias está la presencia del señor.

La vida debe ser vivida con prudencia, pero con entusiasmo. Los hombres somos razón y pasión. Razón para reflexionar sobre nuestra existencia y pasión para potenciarlas el lado más animal que tenemos. Disfrutar las cosas mundanas, pero sin excesos. No están reñidas. “El hombre prudente sólo piensa en sus dificultades cuando ello tiene algún objeto. Cuando no, piensa en otra cosa”, refiere Bertrand Russell. Los hombres que se dejan llevar a una vida disipada es probable que terminen mal. Disfrutar los placeres mundanos con límites. Los propios epicúreos consideraban que lo importante de la vida era ser felices, pero sobre todo alejarse de aquello que te genera dolor, y hacerlo con inteligencia. Dijo Epicuro: “Nuestra vida no necesita de la locura, ni de la opinión ociosa, sino de una existencia libre de confusión”. No abandonarse nunca a la vida desordenada, es consejo aristotélico. La sociedad actual es la del espectáculo, como asevera Guy Debord.

La sociedad de las selfies, la vida en imágenes, mientras más se exhiban vidas privadas de famosos más éxito se asegura. Las noticias son lights. Los vendedores de contenidos son exitosos en tanto dicho producto genera morbo. Parece todo mediático y pasajero, con fecha de caducidad. Nada es para siempre, ni el amor del bueno.

Los tiempos actuales son de placeres sin medida, en busca de lo no conocido, tenemos sociedades insaciables ávidas de descubrir nuevas sensaciones, todo cuanto nos proporcione gozo y disfrute. Los hedonistas fueron un grupo de filósofos que consideraban que lo único que podría aspirar el ser humano era al placer y la satisfacción como fin último, por tanto, había que procurarlo a toda costa. Para estos filósofos placer y felicidad van de la mano.

¿Es posible controlar el lado visceral del ser humano? Para los estoicos el hombre sabio es aquel que sabe controlar su pasión. Someter y controlar el lado irascible por la razón a base de ejercicios mentales y de filosofía. La razón juega un rol fundamental para ello. Ser feliz son los bienes materiales. Privilegiar la razón por encima de todas las cosas. Ejercicio difícil en un mundo dominado por la ira, por la sinrazón.

La posmodernidad pretende dejar a un lado el aspecto racional del hombre en aras de privilegiar la individualidad, el subjetivismo y el relativismo. La filosofía no pretende acabar con el lado sensible del ser humano, sino, por el contrario, dimensionarlo en su justa medida. Ni más ni menos. Vivir haciendo reflexión filosófica posibilita descubrir la justa relación entre los placeres mundanos y el lado racional del ser humano.

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