México-Ecuador. ¿Es derecho el Derecho Internacional?

José Luis Ripoll Gómez: México-Ecuador. ¿Es derecho el Derecho Internacional?

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Se encontraban sentados, cuando escucharon ruidos provenientes de la calle, mucha algarabía, luces rojas y azules de esas que usan las policías de cualquier país. Se miraron incrédulos y sin decir algo se preguntaron qué estaba pasando. Era el encargado de la embajada de México en Ecuador, Roberto Canseco, y el ex vicepresidente, Jorge Glas, en el período de Rafael Correa Delgado. Este último, doctor en economía de la prestigiada Universidad de Harvard. ¿Cómo se puede ser de esta universidad y comulgar con la doctrina política de izquierda? ¡Seguro conoce al monstruo porque vivió en sus entrañas!

Se pusieron de pie inmediatamente mientras policías de élite ecuatorianos invadían la Embajada de México en el país sudamericano. Sin decir “voy”, rompían la puerta de acceso a la vieja casona. Don Roberto, agitado, trato de evitar el ingreso de los efectivos policiacos. “Señores no pueden hacer esto”, les reclamaba, la respuesta fue empujones y sometimiento. Violaban flagrantemente el principio fundacional de Derecho Internacional público denominado inmunidad e inviolabilidad de las embajadas, consulados y representaciones diplomáticas, contemplada en la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas y, también, la Convención de Asilo Diplomático de Caracas de 1954.

Los detractores clásicos del Derecho Internacional, Spinoza y Hobbes, sostuvieron que éste no existía, entre los Estados imperaba siempre la ley del más fuerte y, por lo tanto, el derecho llegaba, hasta donde alcanza el poder. Por momentos da la impresión que los argumentos tienen razón. En las relaciones entre los Estados impera el principio jurídico de la reciprocidad, es decir, si me permiten permito, si me otorgan otorgo. El Presidente de México establecía 72 horas al Embajador de Ecuador para abandonar México.

La invasión a la Embajada mexicana en Ecuador es el equivalente a violar la soberanía territorial mexicana. Esta condición está garantizada por el principio internacional de la extraterritorialidad, es decir, más allá del territorio nacional también hay patria. Es un acto de iure belli (Derecho a la guerra).

Este no es el único caso de embajadas en conflicto. Pero es un asunto sin precedente en la historia de la diplomacia mundial y un duro golpe al Derecho Internacional. En América Latina varios han sido los casos de conflicto en embajadas. En 1980 en la representación diplomática peruana en La Habana fue invadida por un grupo de cubanos utilizando un autobús, se introdujeron provocando una crisis diplomática que terminó con el éxodo masivo de 120 mil cubanos del puerto de Mariel hacia Estados Unidos de América. En 1989 el hombre fuerte de Panamá, Manuel Antonio, Noriega (conocido despectivamente como cara de piña) se introduce a la Nunciatura apostólica y solicita asilo ante la amenaza de los marines norteamericanos que habían desembarcado en territorio panameño.

Los procedimientos internacionales de reclamación por los hechos violentos en la embajada mexicana se han implementado, esperemos que el Derecho Internacional se haga valer y castigue severamente al Gobierno ecuatoriano para ejemplaridad de todo aquel régimen que no respete las normas mínimas de la diplomacia mundial. Ojalá sea un contundente triunfo del Derecho Internacional y no un duro golpe contra él.

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