En el Día de la y del Maestro, un homenaje a una universitaria

José Ramón Pérez Herrera: En el Día de la y del Maestro, un homenaje a una universitaria.

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Hoy, 15 de mayo, celebramos el Día de la Maestra y del Maestro en México, marco extraordinario para realizar un sincero y sencillo homenaje a una docente y universitaria que, por más de 50 años, entregó sus nobles esfuerzos a la providencial labor de aconsejar, de educar y de formar a varias generaciones de estudiantes preparatorianos: la Mtra. Miriam Solís Alpuche, quien en diciembre del año pasado se jubiló en medio de una fiesta académica que reunió a decenas de docentes de las escuelas preparatorias de la Universidad e incorporadas.

La maestra Miriam Solís Alpuche fue por más de cuarenta años catedrática de la Escuela Preparatoria 1 y desde 2007 estuvo adscrita a la Coordinación del Sistema de Educación Media Superior como supervisora de Escuelas Incorporadas a la Universidad Autónoma de Yucatán. De la maestra Miriam Solís guardo varios recuerdos impartiendo clases de Etimologías, pues fue mi profesora de Etimologías Latinas y Griegas en el ciclo escolar 2004–2005. Fue una maestra con amplio e impecable dominio de la materia y un extraordinario bagaje cultural.

Los recuerdos que tengo de sus clases es que ella era de enfatizar los elementos que teníamos que considerar para la descomposición de las palabras: los prefijos, los sufijos, las raíces. A partir de reconocer esos elementos nos destacaba la importancia de observar la derivación de palabras, permitiéndonos conocer nuevos términos que posibilitaba incrementar nuestro diccionario. Sus clases eran de constante manejo de vocabulario en el que resaltaba las etimologías como una herramienta de apropiación del conocimiento.

Sus clases de Etimologías Griegas fueron las que más disfruté porque se trataba de una exhibición magistral de acercamiento a los orígenes de la cultura occidental. La mayoría de sus sesiones las iniciaba relatándonos algún episodio mitológico, alguna leyenda de la antigua Grecia o ciertas partes de las antiguas epopeyas helénicas, las cuales terminaba enlazando con las raíces y el léxico que sería trabajado en la clase. La pulcritud en su enseñar y en su narrar fueron piezas que nutrieron en ese momento mi espíritu de aprendiz.

Hoy, la maestra Miriam Solís Alpuche se encuentra disfrutando una faceta de vida diferente y bien merecida por los años de entrega y servicio que le dio a la Universidad y de la que cientos de estudiantes que tuvimos la oportunidad de aprender cuando estuvimos en su aula. En el Día de la Maestra y del Maestro en México, envío a la maestra Miriam un fuerte y sincero abrazo por este día, porque aun en el retiro nunca dejará de ser parte de este excepcional gremio profesional.

Cierro estas líneas para enviar un fuerte abrazo y todo mi reconocimiento a quienes fueron y son mis profesoras y profesores desde la educación básica hasta el posgrado. Así como a mis compañeras y compañeros con quien comparto esta apasionante labor docente que, en muchos sentidos y sin un afán romántico, se trata de un verdadero apostolado. Desde luego a mi esposa con quien tengo la dicha de compartir la trinchera como docentes. 

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