La primera crisis poselectoral presidencial en México (1828)

José Ramón Pérez Herrera: La primera crisis poselectoral presidencial en México (1828)

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Las elecciones presidenciales de 2006 se convirtieron en las más controvertidas de la historia democrática de nuestro país, debido a la ínfima diferencia entre los dos candidatos principales, en ningún otro momento del pasado se había presentado tal situación de incertidumbre de quien asumiría la primera magistratura del Estado; sin dejar de lado el rastro de fraude que arrastró ese proceso electoral y la posterior crisis política que generó. Comparable únicamente con la polémica de 1988, cuando se “cayó el sistema” en el momento en que la tendencia favorecía a la oposición.

La historia electoral de nuestro país está llena de cientos de episodios turbulentos y enrarecidos, con tintas a grises y oscuras, lo que ha costado los esfuerzos, incluso la propia vida, de cientos de personas, por ir construyendo un sistema democrático acorde con el interés común. Traer a la memoria ciertos momentos del pasado nos ayuda a comprender de mejor forma los avances, así como la importancia que tiene el asumir responsablemente los retos que tenemos por delante.

El 1 de septiembre de 1828 se efectuó el segundo proceso electoral para la Presidencia y la Vicepresidencia de México, y dos fueron los contendientes principales, Manuel Gómez Pedraza y Vicente Guerrero. Este proceso evidenció la fragilidad del sistema y la falta de un proyecto de nación que respondiera a las necesidades de la sociedad mexicana de aquella época, pues concluida la votación que ganó Gómez Pedraza, se derivó en una revuelta en la se le desconoció como Presidente electo. Los hechos comenzaron con el levantamiento de Santa Anna en la fortaleza de Perote, en Veracruz.

A finales de noviembre de 1828, Lorenzo de Zavala conjuró un amotinamiento en la Acordada, sumándose José Manuel Cadena, José María Lobato y Santiago García, días después con el respaldo de cientos de ciudadanos se unió Vicente Guerrero, lo que puso en predicamento la estabilidad del país y la transición hacia el nuevo Gobierno. La capital del país era un hervidero político de confrontación entre las diferentes facciones. El objetivo no era otro más que Manuel Gómez Pedraza renunciara al cargo de Presidente.

El Presidente electo terminó renunciando y se dispuso a salir del país. De esta forma, el pronunciamiento se había consumado, incluso bajo la anuencia del presidente Guadalupe Victoria, quien no intervino para tratar de dirimir el conflicto poselectoral, el primero de su tipo que se presentó en México. La situación en la Ciudad de México fue caótica mientras duró la revuelta, pues muchos establecimientos comerciales y pequeños negocios sufrieron los estrategos del levantamiento y de la rapiña.

Hoy, los procesos electorales están mejor organizados y en vías de consolidación, sin embargo, falta mucho para que existan condiciones completamente equitativas para todos los actores desde el inicio hasta el fin de la elección. A unas semanas de la elección, las tres candidaturas oficiales tendrán que estar a la altura de las circunstancias y respetar, sin menoscabo de vigilancia, los resultados de la voluntad ciudadana.

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