Navidad, fútbol y Primera Guerra Mundial

José Ramón Pérez Herrera: Navidad, fútbol y Primera Guerra Mundial,

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La Navidad es una de las celebraciones más importantes del mundo en la actualidad, trascendiendo el origen cristiano con el que nació originalmente y conmemorando el nacimiento de Jesús de Nazaret. Las nociones de paz, amor y esperanza, asociadas a estas festividades, han encontrado eco en diversas culturas, adquiriendo un carácter verdaderamente universal. En un contexto beligerante, estas ideas, impulsadas por un simple esférico, prevalecieron sobre la desgracia, la muerte y la destrucción ocasionadas por la Primera Guerra Mundial.

El 24 de diciembre de 1914, los campos Ypres, en región de Flandes, en Bélgica, se vivió un episodio único: soldados alemanes y británicos pactaran un alto al fuego para celebrar, en un ambiente de hermandad, las festividades de Navidad. Durante esta tregua, se escucharon cánticos de villancicos y se intercambiaron bebidas, alimentos y cigarrillos, además de la realización de un simbólico partido de fútbol entre los bandos en disputa.

Aunque los testimonios y evidencias sobre tal suceso son escasos, y algunos historiadores consideran poco creíble lo que se conoce como la “Tregua de Navidad”, ciertos periódicos de la época documentaron el encuentro entre británicos y alemanes. La versión más extendida y aceptada indica que fueron los soldados alemanes quienes iniciaron el acto al colocar árboles de Navidad con velas encendidas, cuyos destellos llamaron la atención de los británicos. Poco después, comenzaron a escucharse cánticos los villancicos del lado alemán, marcando un punto de inflexión que derivó en la celebración de un juego de fútbol que pasaría a la historia.

Esta historia ha inspirado a numerosos escritores, cineastas, músicos y documentalistas, quienes nos han plasmado este acontecimiento desde distintas perspectivas. En el ámbito literario, se destaca el cuento del escritor británico Robert Graves, titulado Tregua de navidad (1962), en el que a través del abuelo de Stan, nos narra: “La tierra de nadie nos había parecido tener diez kilómetros de ancho cuando los que hacíamos la patrulla nocturna nos arrastrábamos por allí, pero ahora vimos que no tenía más anchura que dos campos de fútbol. Nosotros proporcionamos el balón y colocamos camillas para hacer de porterías, y el reverendo Jolly, nuestro capellán, hizo de árbitro”.

El relato continúa: “Nos ganaron por tres a dos, pero es que el capellán mostró demasiada caridad cristiana: el extremo izquierdo alemán marcó el gol definitivo cuando estaba totalmente fuera de juego y así lo admitió en cuento sonó el silbato.” Concluido el juego, según se narra, ambos bandos regresaron a sus trincheras para celebrar la Navidad con comida en sus respectivas trincheras. Este breve fragmento refleja un episodio conmovedor y simbólico, en el que soldados enemigos bajaron las armas para convivir armónicamente por un instante. Aquí se observa cómo el deporte logró unir simbólicamente a dos grupos de enemigos, a pesar de sus diferencias de nacionalidad e ideología, en un contexto bélico.

Como pensamiento final. En la actualidad, la Navidad sigue siendo una oportunidad para reflexionar y fomentar la comprensión, destacando valores que promuevan la reconciliación y la paz. Es un momento para hermanar diferencias y actuar de manera congruente con lo que se dice y se hace, inspirando un mundo más solidario y armonioso. ¡Feliz Navidad!

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